Los "patitos" llegan a Inglaterra 15 años después
Han pasado de anécdota curiosa a ser una gran fuente de información científica. Hablamos de la historia de miles de patitos amarillos de plástico que surcan los mares del mundo en un viaje que ya dura 15 años y 17.000 millas. Esta historia increíble empezó en una noche de enero de 1992, cuando un carguero chino con destino a los EEUU perdió parte de su carga durante una gran tormenta. Entre los contenedores que cayeron al agua, uno con una carga de juguetes de plástico fabricados en China para la firma norteamericana The First Years, que posteriormente los comercializaría en otros mercados, como el inglés.
Parece ser que el contenedor se abrió y 29.000 patitos amarillos, tortugas azules y ranas verdes con la inscripción The First Years quedaron a merced de las corrientes marinas en el Pacifico oriental. Aquel incidente pasó desapercibido hasta que los animalitos de plástico comenzaron a aparecer, tres años después, en playas de sitios tan dispares como Australia, Hawai, Indonesia o Sudamérica.
Desde entonces, un oceanógrafo retirado, Curtis Ebbesmeyer, ha dedicado gran parte de su tiempo a “perseguir” los patitos por todo el mundo y ha viajado a cada uno de los lugares donde han aparecido. La sorpresa más grande se la llevó en 1996 cuando se encontraron algunas decenas de patitos en aguas del Ártico, que habían escapado de la corriente subpolar y viajado a través del Estrecho de Bering hacia el Este, navegando por las heladas aguas árticas.
POR FIN ALGUNOS LLEGAN A SU DESTINO TRAS 15 AÑOS DE RETRASO
Ebbesmeyer asegura que este verano, parte del cargamento que debía exportarse a tierras inglesas, llegará por vía marítima al sur de Inglaterra, como estaba previsto… pero con 15 años de retraso. “La naturaleza ha hecho su selección y sólo llegarán los patitos amarillos. Las ranas verdes y las tortugas azules se quedaron en el camino” Así narra el oceanógrafo la suerte de los juguetes de plástico. “Por su diseño hidrodinánico, capacidad de flotación y reparto de pesos parece un tentempié que cuando se hunde siempre sale a flote con la cabeza en alto. El viaje de tortugas y ranas
debió ser muy lento corto, “solo unos miles de kilómetros”, mientras los patitos, que eran muy veloces en sus desplazamientos, se dejaban llevar con docilidad por vientos y mareas”.
De hecho, en su colección de juguetes naufragados y rescatados predomina el amarillo; Ebbesmeyer tiene pocas ranas y tortugas “porque en su mayoría se desplazaron hacia el Mar de la China llevados por la corriente, mientras que los patitos eran empujados por los fuertes vientos hacia un gran viaje hacia el Sur y el Este”. Este verano pasará sus vacaciones en el sur de Inglaterra, a la espera de la llegada de sus patitos, que tras estar una temporada congelados en el Ártico,se han dejado llevar por las corrientes y vientos del norte al Océano Atlántico, donde se encontrarán con las corrientes del Sur que los trasladarán hacia las costas de Inglaterra. Al menos, así lo predice Ebbermeyer, basándose en sus estudios y, sobre todo, en últimas informaciones de cargueros y de pesqueros que encontraban patitos amarillos entre sus redes de pesca.
A nivel científico, esta historia ha cobrado de nuevo gran relevancia, esta vez en lo relativo a estudios de vientos, corrientes y mareas, y las consecuencias del deshielo por el cambio climático. En su momento, ya se debatió y quedó claro que 29.000 piezas de plástico flotando en el mar suponían un peligro de muerte para un montón de especies de mamíferos y peces, y que perdurarían cientos de años contaminando los mares del mundo. Y así es, la amenaza continúa y la anecdótica historia de los tiernos e indestructibles patitos amarillos sigue siendo un ejemplo más de la contaminación de nuestros mares.
Fuente: www.buceo-virtual.com