Guanahacabibes, donde se esconde el sol de Cuba

Refugio de historias centenarias, paisajes increíbles y especies endémicas, se nos aparece la Península de Guanahacabibes, como si el paso del tiempo no pudiese cambiar un solo centímetro de su geografía.
Ni los muchos huracanes que se ensañan con esa porción de nuestro archipiélago han logrado borrar alguno de los atributos, por los que desde 1987, ostenta la condición honorífica de Reserva de la Biosfera, que otorga la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
No obstante, a partir del triunfo revolucionario de 1959, el gobierno estableció regulaciones para la protección de los recursos naturales en la península, entre ellos su patrimonio forestal y la rica fauna del territorio, que se extiende por 101 500 hectáreas (ha).



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La carretera al Cabo de San Antonio, recién concluida, permite un control adecuado sobre los distintos ecosistemas. (Fotos: Osbel Concepción Padrón)


Posteriormente, el Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA), por la Resolución 412/63, estableció las Reservaciones Naturales de El Veral, Cabo Corrientes y Cabo de San Antonio, que más tarde se convirtieron en zonas de conservación estricta o núcleo con la fundación del Parque Nacional Guanahacabibes (PNG), el 14 de diciembre del 2001. El Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros designó al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) como el organismo administrador del Parque, que ocupa un área total de 39 830 ha, de ellas 23 880 ha terrestres y un área marina de 15 950 ha.


SI DE PRESERVAR SE TRATA
El interés por generalizar la protección a zonas especialmente sensibles que presentan valores relevantes de la flora, la fauna y los paisajes naturales propició el surgimiento, en el año 2007, de la Junta de Administración de la Reserva de la Biosfera de la Península de Guanahacabibes. La misma está presidida por la Oficina para el Desarrollo Integral de ese territorio y como secretario ejecutivo, el PNG.
Representatividad, diversidad y riqueza caracterizan el entorno, que atesora 16 especies de plantas endémicas locales y 8 de animales, principalmente reptiles.



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La iguana Cyclura nubila es uno de los reptiles característicos de la zona. (Fotos: Osbel Concepción Padrón)


Mediante un proceso de identificación de los valores del área protegida se decidió priorizar la conservación de especies endémicas locales y amenazadas de flora y fauna, sitios de desove y anidación, aves residentes y migratorias, bosque, humedales, arrecifes coralinos, sistema de accidentes cársicos y la vegetación litoral.


Paralelamente se han diagnosticado los factores que elevan el grado de peligro en cada espacio de la zona núcleo de la reserva. Entre los más agresivos se encuentran la fragmentación o destrucción del hábitat, las alteraciones en la composición de cada ecosistema específico y la pérdida de fauna asociada.


Sin embargo, las prioridades en torno a la protección del territorio están perfectamente delimitadas pues el marco legal e institucional del país -Plan del Sistema Nacional de Áreas Protegidas- favorece los procesos de integración entre los actores y existe un elevado desarrollo de la conciencia global de conservación y protección de los recursos naturales y culturales entre los pobladores. En tal sentido se trabaja anualmente en la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial de la península, en el cual la Reserva de la Biosfera tiene el reconocimiento adecuado.



Mas el carácter periódico y equilibrado de las acciones de conservación ha permitido que Guanahacabibes supere el embate de huracanes, la depredación y la caza y pesca ilegal; aunque en muchos casos es necesario ampliar la búsqueda de soluciones, pues son los pobladores de las comunidades cercanas quienes ejercen la mayor presión sobre los recursos.


EN EL PAISAJE, LAS OPCIONES
Entre los mayores atractivos turísticos de la Península figuran el buceo contemplativo y el snorkeling. Las playas María la Gorda, a 14 Km. de La Bajada y Las Tumbas, en el Cabo de San Antonio, fueron los puntos escogidos para levantar confortables habitaciones que reciben a todos los interesados en disfrutar los encantos del extremo más occidental de Cuba. Actualmente ambos centros turísticos son ampliados y restaurados para elevar la calidad y eficiencia de sus ofertas.



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El buceo contemplativo es una de las actividades más importantes para los ecoturistas. (Fotos: Osbel Concepción Padrón)


También las instalaciones del PNG se han convertido en el escenario ideal para que los amantes del turismo de naturaleza puedan recorrer senderos interpretativos, observar la fauna y flora silvestre, visitar el radar de La Bajada y conocer el trabajo de conservación que se lleva a cabo en la Reserva.


Al desandar los 57 Km. que separan el poblado La Bajada del Cabo de San Antonio, los visitantes pueden conocer la poza de Juan Claro, una cueva circular que resurge en el mar y es única de su tipo en la zona. Los amantes del espeleobuceo tienen la posibilidad de sumergirse en rutas cavernarias, con más de 150 metros de longitud.


Más adelante se encuentra el acuario natural de la Poza Redonda, conectado al mar por un estrecho túnel. Desde la superficie es posible observar especies de la fauna marina, por lo que constituye un atractivo natural incluido en un sendero ecoturístico en explotación.


Farallones de 20 metros de altura cubiertos de carso pedregoso, más conocido como diente de perro, resultan ideales para la observación de la fauna, principalmente iguanas, jutías y otros reptiles y también como miradores.



Los baños de sol y mar se ofertan a lo largo de toda la península y son la actividad más importante junto al buceo contemplativo. No obstante, el territorio conserva puntos muy sugerentes para el turismo histórico-cultural como el Faro Roncali, sitios de desembarco de expediciones mambisas y pecios encallados.


MÁS QUE REFUGIO DEL SOL
Uno de los objetivos principales para lograr un adecuado proceso de conservación y protección resulta fortalecer el sentido de pertenencia al área protegida y fomentar prácticas de uso amigables con el ambiente. Entra las medidas más eficientes se encuentra la correcta educación ambiental de los pobladores. Resulta imprescindible incentivar el conocimiento de los valores naturales presentes en su entorno y las regulaciones de uso de los recursos.



Como parte del Plan de Manejo del Parque Nacional Guanahacabibes (PNG), desde 2009 se trabaja en intensificar las actividades de manejo activo sobre ecosistemas y especies características del área protegida para lograr su protección, fomento, rescate, restauración o rehabilitación en función de su conservación in situ. Deberá crearse además una red eficiente de unidades de manejo que permitan disminuir el impacto de las actividades productivas sobre los ecosistemas.


La singularidad del paisaje en el extremo occidental de Cuba invita a su protección. Sus playas, uno de los mayores atractivos, sus cuevas, la flora y fauna que lo identifica, constituyen elementos inseparables del ecosistema natural de la península. Cada uno de ellos garantiza la permanencia y fortaleza de otro, por lo que todas las medidas de conservación deben estar acompañadas de la acción consciente de quienes habitan o visitan la Reserva.


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Fuente: EXCLUSIVO, 03/12/10