¡Istmo Caribe!...

¡Istmo Caribe!...

Para los que quieren escapar

Es posible que en algún momento del día se piense en huir de la rutina, las colas, el ruido, el gentío; en ese momento viene a la mente un paisaje playero, donde reina la tranquilidad, el contacto con la naturaleza y atardeceres mágicos…
Enseguida reaccionas y aparece la interrogante:

¿Qué tan lejos está un lugar así?
Ubicada entre Boca de Uchire y Clarines, encontraremos El Hatillo, población asentada en el Istmo Caribe, una franja de tierra que limita al norte con el Mar Caribe, al sur con la Laguna de Unare, al este comienza con el balneario La Cerca, y al oeste con Boca de Uchire y sus ríos Unare y Uchire.

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Esta playa posee una extensa longitud de unos 20 kilómetros aproximados de arena, decorados con algunos cocoteros y características similares a las de la costa de Barlovento: oleaje moderado con aguas profundas y un tanto revueltas que invitan al descanso playero, bajo el sol o la sombra de las palmeras y cerca de posadas en las que puedes pasar un día, el fi n de semana o más.

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Aun cuando son escasas las actividades recreativas y no se ofrece ningún deporte acuático para practicar, el contacto con la naturaleza hace del Istmo Caribe con sus kilómetros de playas desiertas- un lugar para el escape.
Al tomar la carretera de la costa, vía Oriente-Caracas, después de Clarines y ya en el tramo de la autopista, hay que desviarse a la derecha cuando aviso indica la entrada hacia El Hatillo; enseguida se observan las planicies extensas con clima árido tropical.

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El punto de ingreso al istmo lo es el Balneario La Cerca, un lugar con facilidades como restaurant, baños públicos y sombrillas de paja para resguardarse del sol.
La Cerca, no solo es un lugar turístico, donde puedes observar decenas de especies de aves que habitan en los árboles y entre las que podemos identificar Cotúas, Garzas, Corocoras o Flamencos, que se posan en la laguna luego de la migración desde el sur, escapando del invierno y en búsqueda del trópico.

En La Cerca conviven más de 100 familias con una amplia tradición de pesca que centran su economía en la venta de camarones y pescados, capturados de una manera artesanal en jornadas diarias.
Al llegar al poblado, desde la carretera es posible identificar en el interior del canal una pequeña cerca que le da nombre al lugar, donde se alinean los botes pesqueros para desde allí lanzar sus redes y obtener la recompensa a su paciencia y el arte al que se dedican.

Llamativa resulta la interacción entre los pescadores y las aves que se aprovechan del movimiento del agua y la limpieza de los peces para obtener el alimento.
Son muchos los calificativos positivos que se pueden atribuir a los marinos que se mueven por estos canales, atentos, amigables y serviciales se desplazan en pequeños botes que guían con largas varas, al mejor estilo veneciano, y con solo pedírselo ofrecen un paseo para disfrutar del cercano encuentro con la inmensa variedad de aves que allí coincide.
También hacen paseos más largos por la Laguna de Unare, a fi n de fotografiar y compartir con las aves.

Existen botes a motor que por una módica suma llevan a los visitantes a recorrer tan maravilloso paraje y los hacen vivir una experiencia inolvidable.
Y para complementar la oferta, a lo largo de la línea de tierra entre aguas hacia Boca de Uchire se consiguen muchas opciones de posadas que han elegido el istmo Caribe como base para sus operaciones, atrayendo turistas desde el centro y occidente del país.

Hay hermosas casas con decorados playeros donde se combinan las trinitarias con las palmeras para dar colorido y la sensación de un oasis en medio de este ambiente árido. Con piscinas, tanques o jacuzzis para refrescarnos del sol tomado en esos kilómetros de playa, con ricas comidas y hasta organización de paseos, se valen para agradar de manera muy auténtica a los visitantes y reflejar, sin duda alguna, otro aspecto del Turismo Oriental que aún podemos conocer.
“Venezuela, un país hermoso por querer, cuidar y sobre todo conocer, porque como vamos a cuidar lo que no queremos y mucho menos vamos a querer lo que no conocemos, por eso hay que conocer nuestra maravillosa tierra”
A.R.