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Eduard Admetlla: ´No miro mi carné de identidad y sigo buceando porque es mi razón de ser´
Para Eduardo Admetlla el submarinismo es una pasión, una forma de vida. Recordado por ser el primer buceador del mundo en alcanzar los 100 metros de profundidad
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Al hablar con Eduardo Admetlla dan ganas de dejarlo todo, equiparse y lanzarse al mar para conocer la belleza que esconden los fondos marinos. Su entusiasmo y vitalidad a la hora de relatar su vida vinculada al submarinismo no reflejan su verdadera edad. Tiene 87 años, de los cuales 63 los ha vivido «pasados por agua», tal y como él mismo destaca. Siempre será recordado por ser el primer submarinista del mundo en lograr alcanzar los cien metros de profundidad en aguas de Cartagena en 1957, hecho que pudo volver a relatar en Murcia, durante su participación en el ciclo La aventura de explorar, organizado dentro de la Semana Grande de Cajamurcia. Pero son muchos más los mares que ha podido explorar a lo largo de su dilatada carrera.
¿Qué significa para usted el submarinismo?
Algo muy importante. Una razón de ser, porque cuando te haces mayor hay muchas cosas que no puedes seguir haciendo, pero yo puedo continuar buceando. Aparte de mi familia, el submarinismo es mi vida y yo no miro mi carné de identidad para seguir practicándolo.
¿Cómo fue su primer contacto con este mundo?
Hubo un tiempo en el que no existían las gafas de bucear, por lo que lo primero que hice fue adquirir unas muy elementales y ver con ellas el fondo del mar. Fue increíble. Uno no tiene ni idea de lo que hay hasta que no lo conoce.
¿Qué diferencia a los fondos marinos de cuando comenzó a bucear a los de ahora?
Hay diferencias. Unas a favor y otras en contra. Sin duda, el recuerdo de la primera escafandra autónoma que utilizamos los pioneros del submarinismo y la sensación de poder nadar y ver el fondo es inigualable.
¿Nos hemos cargado ese fondo marino del que habla?
El ser humano ha roto un tabú debajo del agua. El fondo del mar es muy peligroso y da miedo, pero cuando el hombre se da cuenta de que se adapta en ese fondo, que puede respirar, etc., hay una total eliminación de ese tabú. Aun así, la gente va teniendo más conciencia para respetarlo. También hay más medios para ello.
¿Cómo hace para poder seguir practicando el submarinismo a sus 87 años?
Con dosis increíbles de ilusión. Cuando uno se hace mayor va perdiendo facultades físicas, pero acumula experiencia. La unión de esa ilusión y de esa experiencia suple la pérdida de facultades físicas.
¿Ha llegado a pasar miedo en el fondo de la mar?
Sí. He vivido momentos difíciles, pero quizá no sería miedo, sino respeto. He visto el peligro, pero lo he sabido superar siempre, ya que nunca he tenido pánico, que es lo peor que te puede ocurrir bajo el agua.
¿Le queda algún sitio en el que le hubiera gustado bucear y aún no lo ha hecho?
Muchos. Yo he buceado en todos los lugares del mundo, en muchos más de los que yo pensaba, pero en muchos menos de lo que desearía.
¿Con qué frecuencia bucea actualmente?
Una vez a la semana. Más que nada porque para hacerlo tengo que desplazarme 150 kilómetros hasta la Costa Brava.
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