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El buceo en naufragio que no fue, los farellones de Concón.
Después de conversarlo por mucho tiempo con Jorge Kitzing y los Míticos “Old Divers Tec”, y de ver que los días parecían acompañar nuestros deseos, decidimos al fin poder dirigirnos a bucear los restos del barco “Northern Breeze”, el cual se había hundido una mañana del 15 de septiembre de 1975, provocando en su viaje al fondo del mar daños ambientales en Quintero y Concón, lo que lo hizo salir en la prensa chilena por largo tiempo.
El clima acompañaba, ya llevábamos varios días de mar calmo y una escases de viento, lo cual nos daba las condiciones ideales para bucear en los bajos donde había encallado el barco. Para esto Francisco comenzó a organizar el buceo de ese sábado, y ver la disponibilidad de tiempo de todos, y en esa organización uno de los miembros del equipo de buzos se ofreció para coordinar la embarcación que nos trasladaría a los farellones donde había colisionado el barco. Así nos fuimos preparando hasta llegar el ansiado sábado, pero había un importante detalle, zarparíamos desde la Caleta Cochoa, ubicada en Viña del Mar. Una vez en la Caleta junto a Jorge hablamos con el patrón de la embarcación, el cual nos dio a entender que a donde iríamos no habían naufragios, el primer indicio.
Archivo adjunto 8901 Archivo adjunto 8902 Archivo adjunto 8903Una vez llego Alejandro Magni, Francisco Inzunza y Herbert Belmar (los Old Divers Tec), procedimos a embarcar el equipo en el bote, el cual se encontraba apoyado sobre la arena de la pequeña playa y de ahí a empujarlo al mar, la expedición partía.
Pero a los 10 minutos de navegación comenzamos a percatarnos que algo no coincidía, habían dos farellones y el patrón de la lancha nos decía que al cual nos referíamos era uno que se encontraba más al norte, donde habían más de dos naufragios, las miradas de todos fueron dirigidas hacia él, pero el humor no bajo, y le preguntamos al patrón que podíamos esperar en los farellones de Concón, y este nos dijo “solo vida marina”. Nos miramos un rato y vimos las condiciones de mar, eran una maravilla, la oportunidad única la habíamos perdido, pero siendo optimistas se nos habría otra oportunidad, quizás encontrar algo no conocido.
Después de casi una hora de navegación, llegamos a unos islotes lejanos de tierra y ubicados frente a la desembocadura del río Aconcagua, ubicado en el sector norte de Concón.
En el lugar verificamos con el sonar la profundidad, no superaba los 25 metros a una distancia de 100 metros de las rocas, buscamos un lugar seguro para el bote y fondeamos. Debido a la profundidad el stage de oxígeno se quedo en el bote, no sería necesario usarlo, coordinamos el tiempo máximo de buceo, serían 50 minutos. De a uno fuimos ingresando al agua, una vez todos en ella iniciamos el descenso, con una agua bastante transparente, que dejaba ver un fondo cubierto de rocas de gran tamaño, al inicio con poca vida y fauna marina, pero a medida que nos íbamos acercando a las cercanías de los farellones de Concón la fauna aumentaba considerablemente, al igual que la corriente, así nos fuimos adentrando por verdaderos callejones ocasionados por las grandes rocas del lugar.
En ellas iban apareciendo una serie de esponjas y otras variedades de flora y fauna marina, en eso nos separamos, quedando Jorge, Francisco y yo (Daniel Malfanti) en un trío, mientras Herbert con Alejandro en una pareja. A medida que nos adentramos en los callejones y ascendíamos la corriente se hacía más intensa, por lo cual Jorge me pidió que nos dirigiéramos a un lugar más profundo, lo que hicimos. En ese trayecto encontramos un pequeño túnel submarino el cual cruzamos lentamente, y posteriormente al llegar casi a los 20 metros observamos sobre una gran roca una esponja amarilla de un tamaño considerable, aprovechamos de que Jorge nos fotografiara, el tiempo de fondo nos indicaba que debíamos ascender, el buceo llegaba a su fin.
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Una vez en superficie, el bote nos fue recogiendo a todos, y nos fuimos embarcando, al conversar las impresiones del buceo nos dimos cuenta que no fueron iguales, algunos estaban contentos y otros con el sabor de no ver lo que deseaban con algo de amargura, debido a que no había ningún naufragio o algo parecido.Pero posteriormente al ver las fotos capturadas, pudimos apreciar con más detención el lugar recorrido, ya no era un sector el cual pudiéramos decir estamos “check”, si no que bien se podría bucear por una segunda vez.
Si bien no buceamos un naufragio, encontramos un lugar interesante para bucear en cercanías de Concón, y quedamos de acuerdo que para la próxima clama zarparíamos desde Quintero para así ir tras el “Northern Breeze”, buenos amigos les deseo las mejores aguas en sus buceos, un abrazo Daniel Malfanti.
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