Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Este escrito me lo remite el amigo y forero Joan Foix (Karian) para su publicación.
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Hola amigos,
En uno de los últimos números había un artículo sobre el pánico, de este tema puedo hablaros de dos experiencias, una personal y otra sucedida a un compañero del CRIS y aunque de ellas hace casi cincuenta años, su recuerdo aún sigue vivo en mi mente.
La personal sucedió en Febrero de 1960. Se estaba desarrollando el primer congreso mundial de Arqueología Submarina, con la presencia de las más destacadas personalidades mundiales del submarinismo, entre ellas el Comandante Cousteau.
Entre los actos a celebrar se decidió hacer una visita a las Islas Medes (en Estartit) y atravesar el túnel de la Meda Xica.
El CRIS se encargó de la tarea de iluminar el túnel y se hizo una salida con todo el material, cables, focos estancos y un grupo electrógeno para poder encender los focos, grupo que nos prestaron los bomberos de Barcelona.
Antes de embarcar se decidió probar la instalación en la playa, resultando que al grupo electrógeno le faltaba potencia para la cantidad de vatios que habíamos colocado.
Puesto que ya estábamos allí y hacía un buen día, se decidió aprovechar para hacer una inmersión y pasar por el túnel, que algunos de nosotros no conocíamos.
En total éramos doce buceadores, entre ellos dos figuras de la época, uno era Robert Díaz que había acompañado, en 1956, a Eduard Admetlla en su descenso hasta los 100 m, aunque Robert se quedó en los 86 atacado por la narcosis del nitrógeno.
De los doce, solo cuatro habían traído linterna, por lo que se hicieron cuatro grupos de tres buceadores. A mi me tocó ser compañero de las dos figuras. La segunda era Xavier Casadejust que en su tienda/taller de material de inmersión tenía el compresor para la carga de botellas y el cartucho de recompresión (aún no existía la cámara multiplaza que está en el Hospital Dos de Maig – antes Hospital de la Cruz Roja de Barcelona).
En aquella época tampoco existían los chalecos de compensación (aunque Casadejust no tardó en iniciar su fabricación) por lo que era muy importante ir bien equilibrado de peso, cosa que yo olvidé. Normalmente buceaba con un bibotella de 2 m3, pero como se suponía que la estancia bajo el agua sería larga debido a la instalación prevista, me endosaron dos botellones, llamados americanos, de 5m3. El resultado fue que en cuanto penetré en el agua descendí como un plomo hasta el fondo, frente a la entrada del túnel, que si no recuerdo mal estaba a 18 m.
Bajaron mis compañeros y atravesamos el túnel hasta el otro extremo, pero, como podéis imaginar, yo iba gateando por el fondo puesto que con aquel peso encima me era imposible nadar.
Una vez fuera del túnel, mis compañeros se adentraron en otra cueva y, como es lógico, yo detrás. No nos adentramos mucho pero si lo suficiente como para tener que utilizar la linterna, que no recuerdo si la tenía Robert o Xavier. En un punto determinado se pararon, sacaron sus piquetas y empezaron a arrancar coral (ambos formaban parte de la, en aquellas fechas, única empresa autorizada a coger el coral).
Me quedé a unos dos o tres metros, de pié y apoyado en la pared viendo como trabajaban cuando empezó a oscurecérseme la visión y rápidamente me quedé totalmente ciego… ¡ bueno esto fue lo que yo creí !
Inmediatamente pensé que como estábamos en febrero con el agua helada, el frío me había afectado la visión. El porqué tuve tal pensamiento no lo sé, pero por unos instantes tuve un miedo terrible y me di cuenta que me entraba el pánico. La siguiente reacción fue decirme : calma, tranquilízate, ¿que te enseñaron en el curso? (lo habíamos terminado el mes de junio anterior), ¡ bajo el agua no hay accidentes, solo incidentes que se complican !
Lo siguiente fue, “tengo que pedir ayuda”. Saqué el cuchillo de la funda (entonces lo llevábamos en el cinturón de plomos) y empecé a golpear las botellas. ¡ Nada ! Estaba tan asustado que no se me ocurrió que si avanzaba un par de metros me toparía con mis compañeros. Finalmente pensé : cuando hemos entrado, la pared la en la que me apoyo estaba a mi izquierda, si voy hacia la derecha saldré fuera. Andando, que no nadando, tropezando y cayendo avancé tocando la pared siempre con mi mano derecha y de pronto empecé a ver algo de luz difusa, que fue aumentado hasta tener nuevamente una visibilidad casi total.
¡No me había quedado ciego!. Mis compañeros de inmersión, al trabajar habían levantado una gran nube de polvo…
Esperé, lo que me pareció una eternidad, a que salieran los dos compañeros, pero, pasados seguramente no más de uno o dos minutos decidí subir a la superficie, pero entonces se presentaron dos nuevos problemas. Por un lado seguía excesivamente lastrado, por lo que tenía que pedalear fuertemente, y por el otro, como sucede con frecuencia en el Mediterráneo, se había levantado el mar y si pedaleaba para mantenerme a flote las olas me llevaban contra las rocas, pero si intentaba nadar, me hundía. Finalmente me desabroché el cinturón de plomos y lo dejé caer (con la funda del cuchillo incluida). Poco después y en tanto nadaba hacía el otro lado del islote, apareció la embarcación del equipo y me recogieron.
Luego, una vez todos a bordo, conté mi odisea esperando que los veteranos me abroncaran por haber salido (en mi camino hacia el exterior pudo haber existido otra ramificación y seguramente me habría perdido), pero ellos, acostumbrados a valerse siempre por si mismos, no le dieron ninguna importancia.
La otra experiencia que he apuntado, no la viví directamente pero me fue contada por sus actores.
Iban un grupo de cuatro o cinco buceadores, con tres o cuatro años de experiencia. En un momento dado uno de ellos anuncia a sus compañeros que no se encuentra muy bien y que regresa a la superficie, pero insiste en que no hace falta que le acompañen, que irá bien. Le ven iniciar el ascenso y prosiguen su inmersión, excepto uno que intranquilo continuó observando al que ascendía. Súbitamente le ve dar la vuelta e iniciar un descenso alocado. Cuando está más cerca ve que ha soltado la boquilla y que ¡ grita !
Se le acerca rápidamente y le introduce su boquilla en la boca. Los otros también se han dado cuenta de que sucede algo anormal y se acercan. El compañero está totalmente fuera de sí. No quiere devolver la boquilla al que se la ha dado y uno de los otros se ve obligado a ir intercambiando la suya con este. Finalmente todos en grupo suben a la superficie.
Ya en la embarcación, el buceador no supo explicar que le había pasado, solo que había tenido un miedo atroz y que se había dirigido hacia sus compañeros para que le ayudaran.
Lo curioso fue que el pánico en lugar de llevarle a salir lo más rápidamente posible lo empujó a volver junto a sus compañeros para pedirles ayuda. Este buceador siguió durante años como socio del club, pero no volvió a bucear.
Como podéis ver ante una situación de pánico se pueden producir distintas reacciones, pero sin duda lo más importante es serenarse y recordar que buceando no existen accidentes, solo incidentes que se complican y el que se complique o no depende solo de nosotros mismos.
Karian
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Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
muchas gracias por esos relatos,es algo que al fin y al cabo todos estamos sometidos bajo el agua,y seguro que en nuestra experiencia,sea corta o larga,nos vemos identificados directamente o indirectamente con ese tipo de experiencia.....de todos modos, por mas que leamos,nos cuenten,cada uno reacciona a su manera!aunque lo importante sea siempre intentar pensar y reflexionar...gracias por compartir esas vivencias!:smile:
Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Gracias por los relatos.
La conclusión siempre es la misma, bajo el agua no existen accidentes, sino incidentes que según nuestra reacción y proceder pueden convertirse en auténticos accidentes.
PD: Me ha llamado la atención la reacción del buceador del segundo incidente. Eso de no salir a superficie y regresar en busca de sus compañeros presa del pánico es, como mínimo, poco común.
Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Hola
En los episodios que comentan cabria aclarar una cuestión importante,
El estado de pánico no es en si mortal, lo puede ser el estado de pánico buceando por las características própias del buceo.
Cualquier servicio de urgencias de hospital , puede reconocer con relativa frecuencia, personas que en un estado claro de ansiedad creen estar padeciendo una crisis cardiaca.
Un ataque de pánico puede producirse en una ascensor que se para, en medio de una multitud o subitamente en personas que padecen el trastorno de manera habitual, sin que ello signifique un serio percance ,más allá del mal rato y quizas algún que otro desvanecimiento.
El problema ocurre en el buceo y ello ocurre por diferentes causas;la primera la sensación de indefensión que sentimos en un medio que no es el nuestro, especialmente mientras vamos adquiriendo confianza, también potenciado por los que en el otro artículo llame "indicios naturales del peligro", y que se manifiestan en el buceo de diferentes formas.Mientras instintivamente no nos adaptemos al medio , este siempre será decodificado en parte como algo hostil y por lo tanto susceptible de generar una reacción de ansiedad.Debe observarse como incluso submarinistas muy expertos , puede sentir cierta inquietud ante la primera inmersión y tras un periodo prolongado sin bucear.
Otro de los aspectos que tienen que ver con el incremento y aparición de estados de ansiedad potencialmente transitables a pánico son los "indicios culturales del peligro".Creo que desde nuestra cultura , se ha hecho enfasis en el respeto al mar que en algunos caso ha derivado en miedo por la consideración del mar como algo incontrolable y peligroso.Por no comentar la percepción de que animales dañinos pueblan las profundidades.Ello puede ocasionar que determindas situaciones activen dichos indicios y se desencadene el estado ansiógeno.
Para acabar de cerrar el circulo , buceando se dan algunas situaciones que facilitan en algunas personas la expresión de lo que serian sus "indicios personales del peligro".La claustrofobia, en sus multiples expresiones es una de las fobias más comunes , incluso en personas que no tienen excesivos problemas en superficie, pero determinadas situaciones específicas en inmersión pueden potenciar que aflore el transtorno (la capucha, la sensación de estar encerrado en la mascara, las cuevas, la falta de visibilidad....la oscuridad)..ello sin considerar los elemento neuróticos que todos tenemos y que aunque hayamos podido encontrar un equilibrio suficiente en la vida cotididana al expresarse en el buceo pueden provocar problemas de ansiedad de diferente indole al producirse en un medio para el cual no estamos adaptados ni preparados convenientemente para su resolución y control debajo del agua.
Por último quiero reseñar un aspecto clave.La especie humana esta "programada" , para reaccionar de dos maneras ante un estado de pánico.O bién la huida contundente buscando el escape (pánico activo) o bien la paralisis total, buscando el mimetismo con el ambiente tratando de pasar desapercibido (pánico pasivo), ambas reacciones relacionadas con la huida y defensa ante un peligro mortal inminente.
Se da la circunstancia que ambas reacciones son potencialmente "mortales" en el buceo por diferentes circunstancias (accidente por ED, sobrepresión pulomonar o ahogamiento en el caso de pánico pasivo)
Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Gracias por el relato.... esta visto, que todas precauciones son pocas.
En cuanto a las reacciones de los buzos, imagino que ira en la personalidad de cada uno...
Saludos
Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Muchas gracias por todos los relatos que incluís. La verdad, como bien han dicho, cada vez se demuestra más que se tiene que estar muy tranquilo a la hora de bucear y no tener prisa en nada, al menos así existe un plus para estar más calmados bajo la superficie. Aunque luego puede haber reacciones de todas clases y cosas imprevisibles. Pero esperemos que ocurra lo menos posible.
Al menos una cosa la tengo muy clara, si no me siento bien para hacer la inmersión... pues no la haría y me tomaria una buena cerveza esperando a los compis para luego tomarla juntos!!!! :047::047:
Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Impresionantes lo relatos. Está claro que, como bien dices, bajo el agua no existen los accidentes sino los incidentes que acaban convietiéndose en accidentes.
Yo tengo la experiencia de mi hermana. Hicimos las dos, junto a mi cuñado el curso de buceo, y en la tercera o cuarta inmersión como buceadores "titulados", mi hermana se negó a bajar. No intentamos convencerla porque estaba muy nerviosa. Mas tarde nos contaría esa misma noche había tenido una pesadilla con extraños "seres" marinos que la atacaban mientras buceabamos. No ha vuelto a bucear. Desde ese día cuando alguien en una inmersión, pone reparos para bajar, yo misma le recomiento que si no se encuentra bien, no baje, ya que buceamos para disfrutar, no para pasarlo mal, y no merece la pena.
El mido es libre y totalmente respetable.
Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Muy interesantes los relatos.
Yo cada vez que leo más me da más respeto esto de bucear...
Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Respuesta: Sobre "El Panico" - Por Joan Foix
Muy interesantes los relatos y las posteriores explicaciones de Toni Bermejo. Yo personalmente he tenido ya dos "percances" con, digamos angustia ya que no lo llego a considerar pánico y he visto la misma reacción en una amiga por lo que los comentaré porque creo que es algo que le pasa a bastante gente.
La primera fue en mi 5ª inmersión como "titulada" OWD y la segunda un mes después ambas primeras inmersiones del día.
Ambos "ataques" se produjeron en la superficie, cuando me disponía a nadar hacia el cabo de descenso. En ambas ocasiones había bastante oleaje y me puse nerviosísima porque tuve que esperar mucho a que todo el mundo se tirara al agua y comenzaran a descender.
En la primera ocasión iba con una amiga que tuvo la misma sensación de agobio y mientras yo intentaba tranquilizarme ella se dió por vencida y subió de nuevo al barco abandonando el intento de inmersión.
La segunda vez mi sensación de agobio se vió aumentada por el "griterío" y "cachondeo" que tenían los demás buzos con los que me tocó ir que en su feliz diatriba no terminaban de descender. Aún así, también conseguí tranquilizarme lo suficiente como para bajar con seguridad.
He de decir que yo sufro desde hace años de ataques de ansiedad y pánico frecuentes e incluso he llegado a estar medicada por ello y lo que me gustaría exponer es que cada persona es obviamente un mundo y en mi caso, con todo lo nerviosa que soy persé en superficie en mi vida cotidiana y el desasosiego que a veces me causa estar flotando en la superficie antes de descender, cuando llego al fondo y miro a mi alrededor toda la ansiedad, nerviosismo e incluso preocupaciones del día a día se desvanecen y me siento "como en casa"... Pero claro, por eso me decidí a aprender a bucear :D