Tiburones: Los guardianes de Roatán
Cada tiburón que nada con los buceadores le genera a Roatán 47,500 dólares al año
La naturaleza y la economía parece que hacen una buena pareja en Roatán, de acuerdo con Giacomo Palavicini, director de operaciones de campo e investigación del Shark Legacy Project (Proyecto del legado de los tiburones).
Un tiburón vivo produce 47,500 dólares (más de 900,000 lempiras) cada año a causa del dinero que generan a lo largo de todo su viaje los turistas que visitan la isla para bucear con ellos.
¿Cómo pasó esto?
En la costa sur de la isla, cerca de donde pasa el ferry que conecta con La Ceiba, se encuentra el banco Cordelia. En un punto de este arrecife, el italiano Sergio Tritto ha buceado durante los últimos 11 años para ganarse la confianza de los depredadores más feroces del mar, después de los humanos.
"Este punto de buceo es excelente para encontrarlos, es donde acaba el arrecife, se hunde en forma de pared y queda expuesto al mar abierto, donde viven los tiburones", cuenta Sergio Tritto.
El sitio al que Sergio lleva a los turistas queda a 20 minutos en lancha desde Coxen Hole, donde se encuentra Waihuka, su tienda de buceo.
"Nada es más emocionante que encontrarte un animal grande debajo del agua, como un tiburón o un delfín", relata este buceador. "Los más pequeños son los más nerviosos, los que le pegan más al balde que llevamos con pescado adentro. Los más grandes son los más tranquilos y los más curiosos también. La más grande, María, es el único tiburón que se deja acariciar. Mide dos metros y medio".
De acuerdo con Julia, una española que viajó desde Madrid con su familia, con el propósito de bucear con los tiburones, se trata de una experiencia especial: "Llevamos una semana en Roatán. Esta será nuestra última buceada, ¡es el plato fuerte del viaje! Vinimos a Roatán exclusivamente para bucear con ellos".
Siempre independientes
Según explica Sergio Tritto, a diferencia de lo que se hace en las Bahamas, el otro punto de buceo con tiburones más conocido en América, los tiburones que nadan con los buceadores en Roatán no son sobrealimentados, para que mantengan su independencia del humano.
"Algunas veces un tiburón desaparece por meses y nos preguntamos qué le habrá pasado. Es normal que cambien de lugar porque es su comportamiento, pero es bueno cuando con el tiempo regresan. Cuando no lo hacen nos imaginamos que es porque los han pescado".
"Su valor como atractivo turístico es mucho más rentable para la economía local y permite que los tiburones jueguen su papel como reguladores de la cantidad y la salud de las especies que se comen.
Un tiburón vivo genera más de 40,000 dólares al año, mientras matar uno para vender sus aletas solo te 75 dólares, y no lo podés volver a vender", explica Jenny Myton, bióloga de Alianza Coral.
"Lo mejor que se puede hacer es bajar y conocerlos"
De acuerdo con Sergio Tritto, "los tiburones están más asustados de nosotros que nosotros de ellos. Los tiburones de arrecife caribeño que nadan con nosotros no están interesados en comerse a los buceadores. Las personas creemos que tenemos buen sabor, pero en realidad no somos parte de su dieta".
De acuerdo con Sergio, la leyenda alrededor de estos animales se debe a la falta de educación sobre el tema. "Es un problema de educación. Hablar de tiburones es como hablar de tipos de perros.
Hay más de 350 especies de tiburón, y hay 3 o 4 especies que pueden ser peligrosas en situaciones particulares, pero más para los nadadores o los surfistas. Con los buceadores la historia es muy diferente. Lo mejor que se puede hacer es bajar con ellos y conocerlos. Es como un bautizo, una vez que los buceadores que no lo han hecho antes bajan, se sienten más cómodos con ellos".
"Proteger tiburones es un gran paso para Honduras"
"Yo era un fanático de los tiburones cuando era un niño en Ciudad de México. Empecé con el buceo a los 15 años y eso me introdujo a la biología marina, que es lo que terminé estudiando. Ahora trabajo como instructor de buceo en Roatán y llevo para la parte de investigación del Shark Legacy Project", cuenta Giacomo Palavicini, acerca de cómo llegó a dirigir este proyecto en Roatán.
"La ley de Santuario de Tiburones es un paso enorme para Honduras, y nos convierte en un país pionero en su conservación. Esto es bueno para la isla porque un tiburón vivo vale mucho más que uno muerto".
Palavicini valora la importancia de comunicar las leyes que se toman para conservar el medio ambiente en Roatán: "Es importante hablar con la gente de la isla para expandir esta visión de conservar. Hay que facilitar la comprensión de las leyes, y que la sociedad y el gobierno ayuden a ofrecer alternativas económicas a aquellos que atentan contra el ambiente".
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