La ONG Oceana pide que el hábitat marino del Cabo de Peñas sea protegido

Destaca la existencia de la esponja champiñón, una especie que no se había vuelto a ver en la zona desde el siglo XIX, y los arrecifes de coral entre Avilés y Cudillero

La organización internacional Oceana -que trabaja en la conservación de los océanos y la protección de los ecosistemas y especies submarinas amenazadas- ha pedido en la ciudad noruega de Bergen, ante científicos europeos, la protección de 25 áreas marinas atlánticas de España y Portugal. Entre ellas, la del Cabo de Peñas. La ONG estuvo trabajando en la zona hace tres años, con submarinistas que bajaban a una profundidad de hasta 40 metros y, con robots submarinos y equipos más sofisticados, en zonas más profundas, de hasta 600 metros.

Desde entonces, han estado analizando los datos y ahora los acaban de presentar en Noruega para el debate científico y poder elaborar un informe con el fin de que la Unión Europea y los países del Norte de Europa bañados por el mar-integrantes del convenio OSPAR- lo aprueben y se comprometan a proteger este hábitat. Uno de los objetivos de Oceana es presentar documentación sobre especies que no se conocen o están muy poco documentadas.

Según el director de investigación de la ONG en Europa, Ricardo Aguilar, «el Cabo de Peñas es una de las zonas más interesantes de todo el Cantábrico, puesto que muchas especies típicas del Atlántico que llegan al cabo desaparecen y aparecen otras en su parte oriental». Asimismo, apunta que animales marinos, como las esponjas copa, se encuentran a 80 o 90 metros de profundidad. En cambio, en el Cabo de Peñas, Oceana las ha hallado a 20 metros, como consecuencia del «afloramiento de aguas frías».

Uno de los hallazgos más llamativos ha sido comprobar «la existencia de la esponja champiñón, propia de las aguas ibéricas -desde Asturias hasta Portugal- y que no se había vuelto a ver en esta zona de Asturias en los últimos cien años, desde el siglo XIX».

Aguilar califica de «muy interasante los bajos, los pequeños montículos rocosos que hay frente al cabo, que permiten tener mucha vida. Hay gorgonias, que pertenecen al grupo de los corales, en forma boscosa». El director de investigación de Oceana Europa también pone de relieve «el cañón submarino de Avilés, frente a Avilés y Cudillero, de hasta 4.000 metros de profundidad. Desde los 200 metros va cayendo y se encuentran arrecifes de colares de aguas frías, distintos a los del trópico, a mucha profundidad». Aguilar destaca que este jardín de coral, «al vivir fijo, permite otros hábitats y que otras especies vivan alrededor o sobre él, permitiendo una gran diversidad biológica» y la reproducción.

Ante esta riqueza, Oceana -con oficinas en Europa y América-pretende lograr el consenso científico para que el hábitat del Cabo Peñas (al igual que la montaña submarina de Gorringe y la zona costera frente al Cabo San Vicente, en aguas portuguesas; la ballena de Sonabia en Cantabria, las Islas Sisargas en Galicias, el cañón de Capbretón, en el País Vasco, y el Golfo de Cádiz) sean protegidos. «Se trata de ecosistemas que necesitan miles de años para formarse y son muy vulnerables», concluyó Aguilar.

Desde Gozón, el trabajo realizado por Oceana sobre los fondos marinos de Peñas fue recibido con sumo interés «por la importante información que aporta al conocimiento de este espacio marino que, sin duda, contribuirá a incrementar la importancia medioambiental de esta zona», señaló el alcalde, Salvador Fernández.

Oceana transmitió su agradecimiento a los servicios municipales por la colaboración prestada y entregó también un volumen donde se recogen todos los estudios realizados en Peñas. En él destacan la fauna marina localizada en el arrecife conocido como 'Merendálvarez' y en la 'Punta de Muniellos'.