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Ver la versión completa : Entrevista a Eduard Admetlla



jaribas
19th October 2009, 19:37
Publicada en Ideal Digital.
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85 años pasados por agua

Eduardo Admetlla, pionero del buceo y de la fotografía submarina, denuncia los desmanes del hombre contra los mares

24.09.09 - JULIÁN MÉNDEZ| BILBAO


Eduardo Admetlla (Barcelona, enero de 1924) ha cumplido ya los 85, pero aún bucea, una vez por semana, en la reserva submarina de las islas Medas, en Girona.
Este elegante y menudo caballero catalán es una leyenda viva del submarinismo: pionero, inventor de equipos estancos para cámaras, probador de material para la firma Nemrod, filmógrafo, explorador y divulgador, fue el primer hombre en la Historia que logró bajar a 100 metros de profundidad y regresó desde allá para contarlo. Era 1957.
Ahora, Admetlla acaba de visitar, de la mano del fotógrafo submarino vizcaíno Carlos Villoch, el Museo Marítimo Ría de Bilbao, donde pronunció una conferencia. Allí habló de sus aventuras, que son muchas. Ojeando uno de sus libros, podemos encontrar una foto de Admetlla, vestido de buzo, con las gafas en la frente y cargando sobre el hombro un gigantesco colmillo de elefante.

«Éramos los primeros que buceábamos en el Mediterráneo en siglos y descubríamos todas sus bellezas y tesoros... ánforas, corales enormes, cepos de anclas de barcos griegos... hasta un barco negrero hundido frente a Blanes».

-¿Negreros en el Mediterráneo?

-Sí, sí. Era un tráfico muy frecuente. Blanes se llamaba antes Blanda y era un importantísimo centro de contratación de esclavos. Nosotros encontramos el barco gracias a un pescador. Él tenía un 'miralle', un cristal para ver el fondo. Nos dijo que había localizado el costillaje de un buque. Cuando bajamos, comprobamos que no eran las cuadernas, sino auténticos colmillos de elefante. Les había caído un cañón encima y las puntas miraban al cielo.

-¿Cómo los sacaron?

-Pues a escondidas. En Blanes se instaló la fiebre del marfil y todo el mundo quería tener un colmillo. La Guardia Civil los confiscó. Llevaban 300 años bajo el mar y no tenían ningún valor comercial. Yo logré arrastrar uno hacia una cueva, lo escondí con piedras, como hacen los pulpos, y un atardecer lo saqué a tierra y lo llevé a casa en una camioneta de leche Ram.

-Y en su casa sigue...

-Sí. Se lo entregué a un amigo, Escardivol, que fabricaba bolas para billares. Lo pulió y quedó muy bien. Aquellos colmillos estaban quemados. Creemos que los esclavos se sublevaron, pasaron a cuchillo a los marineros y prendieron fuego al buque... En casa tengo también tres ánforas. Las hay vinarias, para el transporte de vino; alguna llevaba garum, aquel condimento que hacían cartagineses y romanos con tripas de pescado, aceite y especias. Hace 40 años no había leyes y nadie se metía con nadie.

-¿Qué opina de las acciones que ha emprendido el Reino de España en EE UU para recuperar el tesoro rescatado por Odyssey?

-En teoría, España es propietaria de todos sus galeones hundidos en los mares del mundo. Pero no los busca ni hace nada por rescatarlos. Si, tras estudiar en los archivos y rastrear el fondo del mar, un barco americano localiza un barco español... ¡hombre! algún derecho tendrá sobre el pecio. Esa política de no hacer y no dejar hacer no es buena.


Lingotes y ánforas

-¿Por qué lo dice?

-Porque yo he padecido ese modo de hacer las cosas. En la Costa Brava, en Llafranc, localizamos una grieta con decenas de lingotes de cobre. Los valoramos en dos millones de pesetas de la época, una fortuna. Quisimos sacarlos de forma legal. La burocracia lo hizo imposible. Además, una vez rescatados, sólo nos daban una compensación...

-Y los lingotes, en el fondo...

-¡Qué va! Los sacó un buque dedicado al desguace, de 'estrangis'. No quedó ni uno.

Eduardo Admetlla es la memoria viva del buceo en España.

«Bucear es un deporte, pero, también, mucho más. Bajo el agua descubres otro mundo, pruebas tus reacciones, puedes nadar y hasta volar, pero no como los pájaros, a los que les cuesta un gran esfuerzo, sino como los peces, en ingravidez», señala.
«Matar peces no es bueno»

Este veterano reconoce, no obstante, que sus comienzos no fueron nada ejemplares, que fue pescador submarino, de los de acecho y fusil.

«Matar peces no es el camino para conocer el fondo del mar. La pesca submarina ha hecho mucho daño, sus practicantes han acabado con muchos peces sedentarios. Con los años he podido observar los cambios provocados por el hombre en el mar, muchos lugares no han sido respetados y están destrozados. Otros, como las islas Medas, donde aún buceo los días que dan buena mar, son un ejemplo de cómo la conservación puede servir para recuperar un paraje natural. ¿El mejor sitio? El Mar Rojo», dice sin dudar.


Ahora, asegura Admetlla, todo es más fácil. A él le tocó fabricarse botellas de aire comprimido con extintores y reguladores (el dispositivo para respirar bajo el agua), con piezas de ferretería. Debutó en 1948, en Port Lligart, en una roca llamada Es Curucucú. Y después se fue de viaje de novios con su Margarita a Mallorca «para iniciarme en el buceo tras poner a punto el equipo en la bañera de casa. Los deberes del matrimonio me exigieron determinados esfuerzos. Y el buceo, también», se sonríe, pícaro, Admetlla.

cirycsalt
22nd October 2009, 14:12
Muy interesante la entrevista, gracias Jaribas.:111::111::111:
Un gran hombre este Eduard Admetlla.

Karian
4th November 2009, 13:17
Muy bien la entrevista Jaribas.
Un solo comentario: el que pulió el colmillo de Admetlla se llama en realidad Eusebi Escardíbul. Tiene actualmente 91 años y buceó hasta los 89.
Como curiosidad: su abuelo hacía las bolas de billar en un torno y aguantando la herramienta de tornear con las manos.
Saludos
Karian

Atuntun
4th November 2009, 13:41
muy interesante

JULENTXU
5th November 2009, 19:31
Gracias por enseñarnos este tesoro.