hombre pez
21st January 2009, 13:32
Un escrito, una especie de monologo que le ha enviado un amigo a una amiga mia y ella me lo reenvió a mi.
CUARENTÓN (por Luis LAR)
Aunque no le doy ninguna importancia desde hace seis meses, dieciséis días y algunas horas tengo cuarenta años.
¡Cuarenta años, nene! La mitad de la vida, la serena madurez ¡Joder, acojona!
Acojone a parte, debo decir que tampoco es que haya notado una gran diferencia... en los últimos veintiséis años.
Supongo que al ser soltero y no haber tenido más responsabilidad que asegurarme de comer los yogures antes de que caduquen, pues no tengo esa perspectiva que debe tener el que tiene familia o el que ha hecho algo en la vida más que ganar tres veces consecutivas el concurso local de eruptos y cuescos.
Siempre había oído hablar de la crisis de los cuarenta.. y lo mismo és cierta.
Yo no estoy muy seguro, pero creo que la he pasado... lo que ocurre es que, como tengo tantas cosas en la cabeza, lo mismo no me he dado cuenta cuando la pasaba.
Es lo que tiene ser despistado.
Me llama la atención que los pocos cambios que haya, al pasar la franja de edad, aparecen de golpe... o lo mismo también es despiste mío y tampoco me dado cuenta hasta ahora.
Por ejemplo, antes ibas a comprar el pan y la dependienta te decía: "¿Que quiere este muchacho?". A partir del día del cumpleaños el trato cambió a: "¿Que quiere este señor?"
¡Señor!. Que **** habrá cambiado del martes al miércoles para que de golpe sea "señor"...
Es como cuando vas al peluquero y, al quedar al descubierto el nacimiento del pelo, te das cuenta de cantidad de canas que tienes en realidad...
Ahora que recuerdo, yo fui a cortarme el pelo el día de mi cumple... ¿A ver si fue eso?
También ocurre que, se supone que con la experiencia y la mundología de un madurito que ha sabido vivir la vida, se debe tener las claves para entender el sentido de la vida.
Eso es mentira.
Yo cuanto mayor soy menos entiendo nada.
Un ejemplo. Se supone que he pasado el cenit físico y sexual. Los mejores años han pasado, ¿no? Pues es ahora cuando gusto a las mujeres.
¿Mandan o no cojones?
Cuarenta años perfeccionando una técnica de ligar basada en el acoso y derribo, convencido de mi poco atractivo sexual y ahora resulta que soy una especie de George Cloony o algo así.
Podía haberme avisado alguien. Eso sí, ahora ligo el doble. Antes no ligaba nada y ahora no ligo nada de nada.
Vaya desastre.
Eso sí, debo decir que llegar a cuarentón es como una vuelta a la adolescencia.
El cuerpo experimenta cambios (sobre todo en la barriga y las tetillas), aparece pelo donde antes no había... también desaparece donde antes si había...
También hay como una regresión a nuestra juventud. Ahí el éxito de las dichosas emisoras de música horrible de los 80's (Aclaro que no creo que toda la música de los 80's fuese horrible, pero la que ponen en esas emisoras sí). Como sí ahora fuese el momento de hacer todas esas cosas que quisimos hacer de chavales y no pudimos hacer.
Te entran ganas de dar la vuelta al mundo con una mochila, de comprarte una Harley, de montar un grupo de rock y llamarle "Los Puretas Brothers", de hacerte una cresta, con el poco pelo que te queda, y pasearte con tu vieja "chupacuero" que da más asco que pena verla o, lo peor, apuntarte a un gimnasio.
Esto es lo que acabamos haciendo la mayoría, convencidos que en un par de días la barriga volverá a su posición inicial.
En realidad, vamos dos días y, en consecuencia, acabas cogiendo la baja tres semanas por habernos jodido la espalda.
Este fin de año, a altas horas de la madrugada y con una intoxicación etílica que avergonzaría a Sue Ellen de la serie Dallas (¡joder, que antiguo soy!) un muchacho, aún tiene 38, me estuvo interrogando sobre la vida después de los cuarenta.
Me preguntaba aleatoria mente y sin esperar a que le respondiese (ya he dicho que íbamos bastante doblaetes) pero es curioso, me recordó a mí mismo un par de meses antes de mi cumpleaños interrogando a mi amigo Franky (que es dos o tres años mayor que yo) sobre lo mismo.
-"Bueno, la única diferencia es que antes el nombre de la edad acababa en 'añero' (veinteañero, treintañero...) y ahora acaba en 'entón' (cuarentón, cincuentón...)... bueno, eso y que ahora necesito tres o cuatro días para recuperarme de una buena farra". Sabias palabras.
A decir verdad, estoy muy cómodo con mi edad.
Me suelo ir de fiesta con chavales de treinta y pocos y no hay gran diferencia, y eso es porque, con la edad, consigues cierto respeto de las generaciones inmediatamente posteriores.
Es como si dijeran: "¡Ahí va, con cuarenta y que festival lleva, el muy cabrón! Yo, de mayor, quiero ser como él".
Lo que no saben es que después me cuesta tres o cuatro días recuperarme.
CUARENTÓN (por Luis LAR)
Aunque no le doy ninguna importancia desde hace seis meses, dieciséis días y algunas horas tengo cuarenta años.
¡Cuarenta años, nene! La mitad de la vida, la serena madurez ¡Joder, acojona!
Acojone a parte, debo decir que tampoco es que haya notado una gran diferencia... en los últimos veintiséis años.
Supongo que al ser soltero y no haber tenido más responsabilidad que asegurarme de comer los yogures antes de que caduquen, pues no tengo esa perspectiva que debe tener el que tiene familia o el que ha hecho algo en la vida más que ganar tres veces consecutivas el concurso local de eruptos y cuescos.
Siempre había oído hablar de la crisis de los cuarenta.. y lo mismo és cierta.
Yo no estoy muy seguro, pero creo que la he pasado... lo que ocurre es que, como tengo tantas cosas en la cabeza, lo mismo no me he dado cuenta cuando la pasaba.
Es lo que tiene ser despistado.
Me llama la atención que los pocos cambios que haya, al pasar la franja de edad, aparecen de golpe... o lo mismo también es despiste mío y tampoco me dado cuenta hasta ahora.
Por ejemplo, antes ibas a comprar el pan y la dependienta te decía: "¿Que quiere este muchacho?". A partir del día del cumpleaños el trato cambió a: "¿Que quiere este señor?"
¡Señor!. Que **** habrá cambiado del martes al miércoles para que de golpe sea "señor"...
Es como cuando vas al peluquero y, al quedar al descubierto el nacimiento del pelo, te das cuenta de cantidad de canas que tienes en realidad...
Ahora que recuerdo, yo fui a cortarme el pelo el día de mi cumple... ¿A ver si fue eso?
También ocurre que, se supone que con la experiencia y la mundología de un madurito que ha sabido vivir la vida, se debe tener las claves para entender el sentido de la vida.
Eso es mentira.
Yo cuanto mayor soy menos entiendo nada.
Un ejemplo. Se supone que he pasado el cenit físico y sexual. Los mejores años han pasado, ¿no? Pues es ahora cuando gusto a las mujeres.
¿Mandan o no cojones?
Cuarenta años perfeccionando una técnica de ligar basada en el acoso y derribo, convencido de mi poco atractivo sexual y ahora resulta que soy una especie de George Cloony o algo así.
Podía haberme avisado alguien. Eso sí, ahora ligo el doble. Antes no ligaba nada y ahora no ligo nada de nada.
Vaya desastre.
Eso sí, debo decir que llegar a cuarentón es como una vuelta a la adolescencia.
El cuerpo experimenta cambios (sobre todo en la barriga y las tetillas), aparece pelo donde antes no había... también desaparece donde antes si había...
También hay como una regresión a nuestra juventud. Ahí el éxito de las dichosas emisoras de música horrible de los 80's (Aclaro que no creo que toda la música de los 80's fuese horrible, pero la que ponen en esas emisoras sí). Como sí ahora fuese el momento de hacer todas esas cosas que quisimos hacer de chavales y no pudimos hacer.
Te entran ganas de dar la vuelta al mundo con una mochila, de comprarte una Harley, de montar un grupo de rock y llamarle "Los Puretas Brothers", de hacerte una cresta, con el poco pelo que te queda, y pasearte con tu vieja "chupacuero" que da más asco que pena verla o, lo peor, apuntarte a un gimnasio.
Esto es lo que acabamos haciendo la mayoría, convencidos que en un par de días la barriga volverá a su posición inicial.
En realidad, vamos dos días y, en consecuencia, acabas cogiendo la baja tres semanas por habernos jodido la espalda.
Este fin de año, a altas horas de la madrugada y con una intoxicación etílica que avergonzaría a Sue Ellen de la serie Dallas (¡joder, que antiguo soy!) un muchacho, aún tiene 38, me estuvo interrogando sobre la vida después de los cuarenta.
Me preguntaba aleatoria mente y sin esperar a que le respondiese (ya he dicho que íbamos bastante doblaetes) pero es curioso, me recordó a mí mismo un par de meses antes de mi cumpleaños interrogando a mi amigo Franky (que es dos o tres años mayor que yo) sobre lo mismo.
-"Bueno, la única diferencia es que antes el nombre de la edad acababa en 'añero' (veinteañero, treintañero...) y ahora acaba en 'entón' (cuarentón, cincuentón...)... bueno, eso y que ahora necesito tres o cuatro días para recuperarme de una buena farra". Sabias palabras.
A decir verdad, estoy muy cómodo con mi edad.
Me suelo ir de fiesta con chavales de treinta y pocos y no hay gran diferencia, y eso es porque, con la edad, consigues cierto respeto de las generaciones inmediatamente posteriores.
Es como si dijeran: "¡Ahí va, con cuarenta y que festival lleva, el muy cabrón! Yo, de mayor, quiero ser como él".
Lo que no saben es que después me cuesta tres o cuatro días recuperarme.