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jaribas
24th October 2008, 20:53
En la mayoría de las ocasiones, el submarinista busca sumergirse en un entorno lo más espectacular y satisfactorio posible; la popularización de los viajes de buceo a rincones exóticos, o incluso a otras partes del litoral español, ha hecho asociar la idea de inmersiones atractivas con la de aquellas que sólo son accesibles desde embarcación. El buceo desde barco aporta ciertas ventajas que aumentan la comodidad del submarinista, pero tampoco puede afirmarse que sea necesario disponer de una lancha para poder practicar este deporte en lugares que satisfagan los deseos de buenas inmersiones. El buceo desde tierra hace virtud de la necesidad, y más aun en las Baleares, donde se pueden alcanzar muchas localizaciones magníficas desde la misma costa (incluyendo cuevas y pecios).
Las salidas desde costa transforman a sus participantes en principales protagonistas y responsables de la seguridad en el buceo; la figura del divemaster o el barquero, buenos conocedores de las medidas de seguridad de la zona, suele desaparecer y ser sustituida por el propio buceador, quien tiene a su cargo la tarea de una correcta planificación y prevención. Cuando no se dedica un poco de tiempo a planificar pueden presentarse inconvenientes, desde la falta de una pieza del equipo que, por pequeña que sea, puede dar al traste con toda la inmersión (una junta tórica o una cinta de máscara, por ejemplo) y de las que podríamos no tener repuesto a mano, cosa que normalmente no sucede en un barco debidamente acondicionado, hasta las malas condiciones meteorológicas en el sitio elegido. Además, el conocimiento de los teléfonos de emergencialocales y la ubicación de la cámara hiperbárica más próxima resultan muy necesarios.
Una buena planificación requiere relativamente poco tiempo, e incluye el ponerse de acuerdo con el compañero de inmersión acerca de las características de la misma, un repaso a los elementos necesarios del equipo e informarse acerca de la previsión meteorológica en la zona; determinar con anticipación un sitio alternativo ayudará a no acabar perdiendo el día de buceo. Una vez elegido el punto de destino, igualmente importante es definir la ruta para llegar a él, procurando conseguir acercarse lo máximo posible a la línea costera y evitar así el incómodo transporte del equipo de buceo hasta el agua, y establecer qué cosas hay que llevar aparte del propio material de submarinismo (nevera, teléfono móvil...). Antes de partir es conveniente informar a algún conocido sobre el plan del día: quienes y dónde van a bucear, a qué hora se espera estar de vuelta y qué hacer en caso de que los buceadores no regresen. En este tipo de salidas el teléfono móvil se convierte en un factor que aporta seguridad y tranquilidad tanto a los submarinistas como a quienes les esperan en casa.
Más consejos. Normalmente utilizaremos el coche para desplazarnos hasta el punto de inmersión, vehículo que luego puede quedar solo en un lugar aislado o de poco tránsito; por ello es recomendable no dejar a la vista bolsas ni ropa que informen a posibles amigos de lo ajeno de la actividad del dueño del coche y del tiempo que puede tardar en volver. Los habituales adhesivos con la silueta de un buzo también son bastante delatores. A la hora de dejar el coche cerrado lo mejor es llevar la llave uno mismo en vez de esconderla; si se trata de llaves con mando a distancia es recomendable sacar una simple copia de la llave con la que cerrarlo manualmente dejando la original en el interior. Un poco de grasa de silicona o vaselina impedirá que se oxide, y puede llevarse en el bolsillo que la gran mayoría de los chalecos incluyen en su fajín ventral.
Antes de comenzar a equiparnos conviene comprobar la idoneidad del estado de la mar, así como la accesibilidad a los puntos de entrada y salida del agua En todo caso, la seguridad es lo primero, y ante alguna duda sobre la capacidad para llegar al agua o, más importante todavía, para salir, se debe probar suerte en la zona alternativa o suspender la inmersión. Un elemento del equipo que agradeceremos a la hora de caminar sobre las rocas cargando con el equipo son los escarpines de suela gruesa. Los últimos "toques" antes de entrar al agua serán repasar la vía de entrada, el rumbo a seguir, las técnicas de inmersión y la vía de salida.
A la hora de entrar podemos encontrar diferentes escenarios: los más afortunados pueden tener escaleras de acceso al mar o plataformas artificiales, otros entrarán al mar desde playas y los más sufridos tendrán que practicar algo de senderismo antes de mojarse los pies. Desde playas y arenales la entrada suele ser sencilla: con el equipo completo puesto se camina de espaldas o lateralmente arrastrando los pies calzados con las aletas hasta que el agua tenga la suficiente profundidad como para comenzar a nadar; si hay una zona de rompiente habrá que observar la cadencia de las olas y buscar el mejor momento para pasar la línea respirando por el regulador, flexionando las piernas e inclinándose lateralmente hacia la ola cuando esta nos alcance.
Cuando el acceso es más vertical la propia situación nos dirá si es mejor entrar equipados al agua o echar primero los equipos y acabar de vestirnos en superficie. Siempre conviene guardar algo de aire para seguir respirando del regulador a la salida si el oleaje así lo aconsejara. Un elemento imprescindible en este tipo de buceo es la boya de señalización en superficie, que marcará la posición del buceador evitando el tráfico marítimo sobre él. Esta boya debe ser arrastrada por los buceadores y, además de ser claramente visible incluso con un oleaje moderado y estar identificada con una bandera alfa o internacional de buceo, debe contar con un cabo lo suficientemente largo como para no entorpecer la inmersión.
Ya sólo queda el último obstáculo antes de pasar a disfrutar del mudo submarino, y este es nadar en superficie hasta el sitio exacto donde comenzar la inmersión; a fin de ahorrar aire lo mejor es avanzar respirando por el tubo, si se nada boca abajo, o nadando de espaldas; de las dos formas conviene parar cada cierto tiempo y actualizar las referencias del rumbo si la distancia es lo suficientemente larga. El chaleco debe estar parcialmente hinchado, lo bastante como para que el aleteo sirva para avanzar en lugar de para no hundirse, pero no tanto como para dificultar la hidrodinámica del buceador. Un ritmo tranquilo y pausado asegurará que lleguemos en plenitud de facultades al comienzo del buceo.
La regla de los tercios (uno para la ida, otro para la vuelta y otro más para emergencias) aplicada al consumo se vuelve importante cuando la inmersión no cuenta con el apoyo de una barca; hay que recordar que el buceo terminará cuando salgamos del agua, y no cuando emerjamos a superficie. El buceo desde barco evita nadar grandes distancias en superficie y la escalada libre para entrar o salir del agua, pero ¿no se habla del buceo como de un deporte de aventura...?