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Semidan
15th August 2008, 11:57
Hola a todos. Me llamo Nicolás y tengo 15 años. Vivo en Gran Canaria y no hace mucho que empecé a practicar este deporte. Mi afición al mar y el vivir en una isla incentivaron aún más mis ganas de probar nuevas SENSACIONES bajo el mar. Con tubo o botella, con aletas o sin ellas, armado con mi cámara o únicamente con mis ojos, intento cada vez que puedo, darme una escapada al gran azul.

Estas que os cuento a continuación son mis pequeñas historias de buceo. Mejor o peor contadas, espero que les hagan recordar sus maravillosos primeros momentos en esta fantástica afición que nos une.


Cuando las gotas te acompañan
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Hoy amanece nublado y con débil llovizna, para mí, es un clima perfecto. Al salir puedes oler el dulce aroma que deja tras de si esta lluvia al rozar con sus gotas todo lo verde que encuentra, olor a vida.

Dentro de pocas horas hay inmersión en Sardina, pero hasta entonces me distraeré paseando y llenando mis pulmones de tan grato aire. Toca volver.

Son casi las tres de la tarde, ya comí hace rato, y terminé de convencer a mi padre para que viniera. Puesto que él no iba a bucear, él a su vez convenció a mi madre para no aburrirse en mi espera.

Traigo su equipo, así que para esta inmersión solo tendré que pagar la botella, que será de quince litros, ya que yo consumo muy rápido, y no quiero terminar demasiado pronto con la inmersión de mis compañeros.

Partimos hacia la costa norte de la isla, hacia Gáldar. Ha dejado de llover, pero el día sigue algo nublado, el camino se hace más largo de lo habitual, hay varios atascos en distintos puntos. Llego tarde y me pongo nervioso, así que llamo a Sol, ella, en un alarde de paciencia y simpatía me contesta tan amablemente, como si no llegase casi una hora tarde.

Pasamos por Buceo Norte, allí el olor a neopreno mojado no está tan presente como en Olisub, pero aquello estaba repleto de buceadores, y eso si que me gustaba. Era un gran ambiente.

Me dieron mi botella y seguimos con nuestro camino, bajamos esa dulce cuesta hasta aparcar. Vi a Nandu, y fui hasta él según cogí el equipo. Era todo un honor poder bucear con él y con tantos buenos buceadores. Conocí a muchos buceadores arriba, aunque no hablé con ellos los escuchaba, oía sus bromas y me sentía muy a gusto.

El equipo me ayudó a montarlo mi padre, se lo dije en el coche creyendo que debería hacerlo rápido puesto que pensaba que todos estarían ya vestidos y esperando por mí. Nada más alejado de la realidad, ellos comenzaban a montarlos a mi llegada. Pero ya no pude convencer a mi padre que no lo hiciera, parecía tan feliz, que lo dejé. No habría de impedirle ser feliz dejándome a mí solo el vestirme y no hacer el tedioso trabajo de montar el equipo.
Estábamos todos listos, así que bajamos, yo lo hice con Juan y con Sol, los que serían mis compañeros directos de buceo, en una de las mejores inmersiones que he hecho. Bajamos por ese paso entre un mundo y otro y saltamos, unos más arriba que otros, por miedo a resbalar más abajo.

Estamos en el agua, esperando al resto de compañeros, prosiguen las bromas, y me siento muy cómodo en el grupo. Queremos empezar a bajar, pero el desconocimiento de mi equipo me detiene un momento, no encuentro la válvula del chaleco, Sol lo hace por mí. Entonces me despido del viento y me adentro hacia otro tipo de corrientes.

Bajo con Sol y Juan, tocamos fondo en un recorrido inusual para mí, haremos uno distinto al que suelo hacer. Todavía me queda mucho para controlar mis movimientos bajo el mar, éstos son toscos y carentes de equilibrio, en varias ocasiones me tuve que apoyar en Sol, pero, como me dijo una vez mi querido instructor, en doscientas inmersiones ya no habrá problema.

En el fondo otro compañero con cámara nos hace unas fotos a Sol y a mí, las primeras que me hacen bajo el mar. Mi pelo salió algo revuelto, pero allí la gomina más bien sirve para poco.

Tras esperar al resto del equipo comenzamos el recorrido, como dije antes, uno desconocido para mí, o eso creía. Puesto que al parecer, lo hice cierto día con Pedro, el día que vi mi primera raya, un día muy feliz.

Seguimos hacia delante por aquel mundo azul verdoso que se disponía a abrirnos sus puertas y enseñarnos todo su esplendor. Ellos se hablaban entre sí, ya fuera quitándose el regulador y moviendo los labios, con señas o escribiendo en unos libros. Era fascinante ver como se entendían y dialogaban, en lo que parecía su propio idioma.

Llegados a un punto, cerca de una roca nos paramos un momento, Sol y yo observábamos unos peces, no me pregunten que peces, solo puedo decir que eran preciosos y muy curiosos. Llenos de colorido y vida, paseaban a nuestro alrededor.

Allí vi a una mujer buceadora, muy simpática y sonriente me saludó, yo hice lo mismo, y con otra sonrisa moví mi mano en gesto de cortesía. Entonces se me llenaron los ojos de agua, pero que más daba. Que precio tan asequible para regalar una sonrisa bajo el mar.

Seguimos hacia delante, nos separábamos en diversas ocasiones, Sol y yo íbamos delante, y Juan a unos metros de nosotros. En cierta ocasión, en una de mis miradas hacia atrás lo vi golpeando con la parte de atrás de su cuchillo la roca. Más tarde, ya en superficie, me enteré de que era para atraer a los peces. Éstos, creyendo que los buceadores está rompiendo erizos, van sin dilación hasta el lugar, y te siguen un rato pensando que los vas a alimentar.

Era fascinante ver la curiosidad de Sol para con los peces que íbamos viendo, normalmente yo voy más pendiente de lo técnico de la inmersión. Miro a mi compañero constantemente, el manómetro, y voy con mi mano pegada siempre a la válvula del chaleco. Pero ella no, estaba embelesada con los peces, los seguía y observaba, los contemplaba. He de decir que aunque disfrutara del mar y los peces, no dejó de controlarme como compañero novel, y miraba mi aire constantemente.

Ella me enseñó cosas que yo no veía ni hubiese visto sin su ayuda. Me mostró unos peces escondidos entre los pinchos de los erizos, que los usaban como protección ante los peces más grandes, incapaces de atravesarlos sin hacerse daño; un banco de sardinas, también todo gran pez que veíamos.

Me enseñó una anémona azul, la primera que veo en mi vida de submarinista; y en varias pequeñas cuevas alumbró con la linterna de Juan para que disfrutara de las vistas. En aquellas oscuras aberturas vimos un pez que estaba criando escondido entre las rocas, cuidando de sus huevos, que guardaba en su boca.

Saliendo de la cueva pudimos ver lo que parecía una pelea de tapaculos, que cesaron cuando nos vieron. Y trataron de esconderse. Un pulpo e infinidad de pequeños peces coloridos y vivarachos, que se movían a su antojo por aquel inmenso mar.

La inmersión continuó hasta que ella lo creyó oportuno, tal vez por ver que tenía frío o por que ya se me acababa el aire. Fue una linda inmersión, y buena además, ya que salí con más de setenta bares, y nadie me tuvo que prestar de su botella.

Ascendemos, casi sin darme cuenta estaba en la superficie, para mi las distancias en el mar son demasiado relativas. Nos acercamos a la escalera y un hombre me quiso ayudar a subir, pero la marea estaba muy baja, y Sol me dijo que primero me quitara el equipo.

La inmersión llegaba a su fin, así que tocaba el retorno al coche. Subimos, y Sol me acompañó, hablamos allí de la inmersión, y me dio algunos consejos que me servirán en sucesivas inmersiones. Debo aprender de ella y de su pasión por el mar, una pasión que yo también tengo, pero que me encargo de no relucir, por estar tan pendiente de otras cosas.

Me dio mucha pena no poderme despedir del resto del grupo, pero seguramente ellos tardarían algún tiempo más en salir del agua, quizás demasiado. Había descubierto quién era aquella mujer tan guapa y simpática que me había saludado abajo, es la primera persona que conozco bajo el mar, y espero que no sea la última, ya que es muy interesante. Ella era Enciana, una gran buceadora que vive en Madrid y que frecuenta mi mismo foro. Esta es la parte que menos me gustó, el no despedirme de tan grata persona, pero ya tendré otra oportunidad de bucear con ella.

Partimos de nuevo hacia mi casa, me siento en el sillón del centro, que no tiene respaldo, para no quedarme dormido antes de llegar a mi destino, y poder contemplar el paisaje. Vimos verde, mucho verde, pero esta vez no eran plantas ni árboles. Había controles de la Guardia Civil en todas partes, cosa que nos extrañó muchísimo ya que no solemos ver a tantos ni en tantos sitios con frecuencia.

Por fin llego a mi casa, el sueño cada vez se hace más presente, ya casi no puedo con él. Así que le dejo ganar, con la condición de que me permita soñar con lo que he visto hoy, le permito ganar para que pueda seguir disfrutando de la inmersión, esta vez en sueños.


Esta es la crónica de mi quince inmersión, es la primera que hago con Sol, con tan magnífica compañera de buceo. Con Juan, nuestro compañero de retaguardia. Y con Nandu y el resto de compañeros de los cuales desconozco su nombre, pero no tardaré en averiguarlos, y así saber quienes han sido los últimos en cruzar conmigo la barrera que separa los horizontes.

Para cualquier cosa mi Messenger es nicotelde@hotmail.com Me gustaría compartir SENSACIONES y experiencias con vosotros. Muchas gracias por la atención prestada. Hasta la siguente historia. Un Saludo, Nico.

Semidan
15th August 2008, 11:58
Espero poder poner fotos en esta crónica, ya que en esta inmersión me sacaron dos al lado de DORIS. Cuando me las pasen, las añadiré a la crónica. :smile:

Un saludo.
Nico.

orusito
16th August 2008, 14:11
Muy bonita tu crónica, Nico,,como de costumbre....:smile:
A ver si llegan pronto esas fotitos......:tongue:

Semidan
16th August 2008, 16:51
Estoy esperando, pero no tardarán. Estoy seguro. Gracias por tu comentario Orusito. :smile:

Un saludo.
Nico.

scubayoyo
18th August 2008, 18:56
Genial, con tus historia trasmites sensaciones...... gracias por contarnoslas.....

Semidan
19th August 2008, 16:37
Como siempre gracias por tus comentarios Scubayoyo. Me alegra que te haya gustado la crónica. :smile:

Un saludo.
Nico.

Semidan
19th August 2008, 16:39
Por fin tengo la foto, espero que les guste, y que conste que no me dijeron que había que sonreír. :D

http://img401.imageshack.us/img401/5816/mg5080xl0.jpg

Un saludo.
Nico.