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Ver la versión completa : Cuba exhibe en un museo parte del tesoro de “La Mercedes”



SENSACIONES
15th July 2008, 09:13
A menos de un mes del vencimiento del plazo para que el España presente “pruebas fehacientes”, ante el tribunal de Tampa (Florida), de que el pecio expoliado por Odyssey Explorer es el de la fragata de la Armada Española Nuestra Señora de las Mercedes, el museo de La Real Fuerza, inaugurado en junio en la Habana, exhibe uno de los tesoros del galeón español hundido a cañonazos por los ingleses en octubre de 1804. Fidel Castro, amante del buceo arqueológico que practicaba asiduamente en su juventud, cuenta con su particular “Odyssey”, una empresa publica cubana llamada CARISUB, que con ayuda interesada (50% del botín) de Visa Gold, se ha encargado en los últimos años de extraer tesoros de los pecios españoles que descansan bajo las aguas caribeñas.

Parece que los piratas se están dando prisa en repartir el botín de la fragata española,- valorado en 500 millones de dólares-, que junto a 500.000 monedas de oro y plata incluía objetos curiosos de valor incalculable, como el dedal de oro que afirma el director de nuevo museo, Antonio Quevedo, fue rescatado de la Mercedes.

Lo mejor del asunto es que para inaugurar este bonito museo lleno de tesoros rescatados del fondo del mar y que tiene como sede el Castillo de la Real Fuerza, la primera fortaleza española construida en America, que está ubicada en el Puerto de la Habana, se contó con la ilustre asistencia de Hermann Van Hoof, máximo representante de la UNESCO en Cuba, y promotor de la nueva Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, ratificada recientemente por el país caribeño.

Las aguas del Puerto de la Habana junto a las que rodean la pequeña Isla de Juventud son junto con el Golfo de Cadiz, un verdadero paraiso para los cazatesoros. Lugares donde, según los numerosos archivos que se conservan en Sevilla (Archivo de Indias) y en bibliotecas privadas, mas de 200 galeones españoles de la época colonial descansan en estos fondos. No en vano, España es la primera potencia mundial en “tesoros hundidos” aunque nuestros sucesivos gobiernos no hayan mostrado nunca el menor interés en recuperarlos.

Con diecisiete cañones por banda, viento en popa a toda vela...

Uno de los archivos particulares que contiene información clave acerca de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes es el de la familia de Diego de Alvear y Ponce de León, experto matemático, astrónomo y botánico, nombrado Comisario para la demarcación de los territorios de España y Portugal. Don Diego, natural del Puerto de Santa María, inició su carrera en la Guardia Marina de la mano del gran marino y astrónomo Jorge Juan y salvó la vida en el ataque inglés que llevó a pique a la Mercedes en el tornaviaje a la península.

Fue Don Diego de Alvear, -según consta en su diario de navegación-, testigo del hundimiento de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes. Pues el segundo jefe de escuadra, brigadier de la flota, Tomas de Uriarte murió por enfermedad durante el viaje y Don Diego le sucedió en el cargo por lo que se vio obligado a abandonar la Mercedes y trasladarse a la Medea que, junto a la Fama y la Santa Clara, formaba la flota española que partió de Lima cargada de oro, plata y joyas de incalculable valor. Aquel fatídico 5 de octubre de 1804, Don Diego de Alvear vio como la nave que le procedía volaba por los aires y se llevaba al fondo del mar, junto a las 500 mil monedas de oro y plata, su mas preciado tesoro: su mujer y siete de sus hijos. Al parecer, los ingleses, tras el ataque y pese a que no había una guerra declarada entre ambos países, se llevaron prisionera a toda la dotación de la flota, incluido Don Diego, e ingresaron en el Banco de Inglaterra todo el cargamento que había sobrevivido a la batalla.

La existencia del tesoro de la Mercedes no era un secreto, ni tampoco la localización del pecio en aguas jurisdiccionales de Portugal. Así, Claudio Bonifacio, historiador, buzo y gran conocedor del Archivo de Indias, reconoce haber realizado sendas investigaciones en el lugar donde se halla el pecio. Según Bonifacio, “cotejando los datos náuticos del diario de Diego de Alvear, cálculos de trigonometría (por las alturas de los montes que están en el Cabo de Santa María), un dibujo con varias secuencias del combate hecho, al parecer por el propio Alvear, -donde se ve claramente que estaban cerca de tierra-, y la información de un maestre de pesca de arrastre de Portimao, el sonar de barrido lateral (side scan sonar) acusó los cañones y otros restos en un punto conocido por el maestre y que indudablemente cuadra con los datos náuticos que fueron corregidos por Alvear en su diario”.

Claudio Bonifacio estuvo en “la tumba” de la Mercedes en 1982 y, posteriormente, en 1996 junto a otros expertos. Eso sí, sin llevarse ni una sola muestra del botín a casa. Al parecer, durante una de las inmersiones, les acompañó un equipo de la televisión portuguesa (RTP) de manera que hay documentos gráficos que lo evidencian.

Bonifacio ha publicado un libro, “Galeones con tesoros. Dónde están hundidos. Qué llevaban.”, que le costó el ser detenido y desposeído de todos sus archivos. Cuando en mayo del año pasado estalló el escándalo de Odyssey y las toneladas de oro y plata se encontraban ya a buen recaudo de los piratas, el historiador Bonifacio recuperó de nuevo su libertad.

Preguntas sin respuesta

Toda la operación de Odyssey, como dijo la que fuera entonces responsable de Cultura, Carmen Calvo, está rodeada de un oscurantismo que cuando menos lleva a la sospecha. Y es que hay algunos datos que chirrían, se miren como se miren. Por ese motivo, el diputado del Partido Popular, José Ignacio Landaluce, presentó recientemente seis preguntas clave ante la Comisión de Cultura del Congreso sobre la legalidad del paso por la Aduana de Gibraltar del valioso cargamento del Odyssey Explorer “sin titularidad ni origen de procedencia” o por qué el Gobierno español no reclamó el tesoro cuando este se encontraba aun en las bodegas del Odyssey en lugar de hacerlo cuando la empresa americana ya lo había desembarcado en Florida.

Además, cabe señalar una extraña coincidencia apuntada por el periodista Santiago Mata, de La Gaceta, en relación a las negociaciones sobre Gibraltar. Al parecer, Exteriores (Cultura fue retirada del asunto) autorizo a finales de marzo de 2007 los trabajos de Odyssey. A la semana, la compañía localizaba el pecio y comenzaba la extracción del tesoro. Según Mata, el responsable de las negociaciones con Gibraltar, José María Pons, número tres del Ministerio de Exteriores y artifice de los Acuerdos de Córdoba sobre Gibraltar (2006), declaró haber autorizado los trabajos de Odyssey “debido a las presiones de las embajadas de Estados Unidos y Gran Bretaña”.

A las preguntas formuladas por Landaluce y las sospechas de Santiago Mata, cabria añadir algunas cuestiones que John Morris y Greg Stemm, responsables de la empresa Odyssey Marine Explorer, aun no han acertado a responder.

Donde estan las “claves” matarile, rile, rile...

LA BANDERA : Los portavoces de Odyssey Marine Exploration aseguran que lo están investigando y a pesar de que afirman en declaraciones a El País (el 24 de mayo de 2007) que su proceder es siempre “averiguar la bandera”, origen y titularidad de la carga y después pedir los permisos necesarios para llevar a cabo el salvamento del pecio y “negociar” el reparto del botín. En este caso, vaya por Dios, han actuado a la inversa. Primero se han llevado el tesoro y, después de más de un año de investigaciones, contando con los expertos mejor remunerados del mundo, aún no saben la procedencia del buque expoliado. Odissey se llama a si misma empresa de “Salvatesoros”, pero este termino y “Cazatesoros” no son lo mismo. Lo primero honra a la empresa, pues se devuelve el botin a sus propietarios y se espera una parte del mismo como recompensa. Lo segundo, llevarse el botin “con nocturnidad y alevosía” tiene un nombre, piratería, y sus ejecutores otro, ladrones de mar.

LOCALIZACIÓN : No saben, no contestan. O mas bien, contestan sin contestar: “un lugar indeterminado del Atlántico”. Pero, eso sí, afirman que el pecio se encuentra en aguas internacionales, fuera de las 24 millas que establece la ley internacional como “zona contigua”, que serían aguas territoriales de España o de Portugal. Es extraño, cuando según todos los documentos históricos y las investigaciones llevadas a cabo por otros equipos, el pecio de la Mercedes esta muy próximo a la costa portuguesa, frente al Cabo de Santa María.

PERMISOS DE LOCALIZACIÓN Y EXTRACCIÓN: Los permisos de Gibraltar con los que contaba Odyssey Marine Exploration con el beneplácito de las autoridades españolas eran para localizar el HMS Sussex, un galeón ingles hundido en 1694, con un cargamento de 9 toneladas de monedas de oro, cerca del Mar de Alborán, en ningún caso se les permitió buscar otro navío en aguas del Estrecho y sus alrededores. Ante esta evidencia, los responsables de Odyssey se salen por la tangente y aseguran que las autoridades españolas entran en contradicción pues les prometieron que enviarían un equipo de arqueólogos submarinos para la búsqueda del HMS Sussex, del que nunca tuvieron noticias.

UN DISFRAZ DE PIRATA: Una tramposa coincidencia es que los integrantes del equipo de Odyssey, y sus dos embarcaciones, el Odyssey Explorer y el Ocean Alert, -que en mayo de 2007 expoliaron el tesoro mas valioso jamás encontrado en el mar disparando el valor de sus acciones en la bolsa de Nueva York -, mientras llevaban a cabo sus “trabajos profesionales”, participaban como meros aficionados en un concurso de “caza tesoros” patrocinado por la conocida empresa sueca de automóviles, Volvo. El hecho de participar en este inusual concurso, que curiosamente se celebraba en las mismas fechas en la zona del Estrecho de Gibraltar y el Golfo de Cádiz, les permitió moverse con toda libertad y navegar, sin levantar ningún tipo de sospecha, sobre mas de 100 pecios de galeones españoles que reposan en el fondo de estas aguas. Así justificaron los responsables de Odyssey Marine Explorer, los movimientos de sus dos barcos en aguas españolas por aquellos días.

Un barco fantasma y un tesoro maldito ante los tribunales

Black Swan (Cisne Negro) es el nombre con el que los expertos cazatesoros de Odyssey Marine Explorer han bautizado a ese proyecto o “barco fantasma”, del que no quieren revelar ni nombre, ni bandera, ni localización. Los barcos siempre tienen nombre, hundidos o en la superficie, no es necesario rebautizarlos con nombres de telenovela. Y este que los “piratas exploradores” han expoliado tiene, a buen seguro, un bonito nombre como es Nuestra Señora de las Mercedes. Además, tantas toneladas de monedas de oro y plata no estaban dispersas por el fondo del mar (hubieran tardado muchos meses en rescatarlas) sino que, al igual que todo el oro y la plata de España procedente de America, se guardaba en una suerte de cajas-fuerte selladas con la corona del Rey.

Lo que parece no importarles a estos modernos piratas que cotizan en bolsa es la vieja leyenda marinera según la cual el tesoro de un barco hundido en cuyo naufragio hayan muerto sus pasajeros está maldito y, por valioso que sea, no traerá más que desgracias a aquellos que pretendan obtener beneficio de el.

Es algo que también deberían tener en cuenta el Gobierno español y el abogado que representa los intereses de España en el proceso legal abierto en Florida, quien por cierto, tiene un nombre muy apropiado para el caso, James Gold. Si el Estado declarase este pecio, -y los demás pecios españoles pertenecientes a la Armada Española que se hayan hundido con su tripulación-, como “cementerios de guerra”, al igual que hizo Alemania con el buque de guerra Bismarck, ningún cazatesoros tendría oportunidad de llevarse impunemente el botín y si lo hiciera, la ley estaría indiscutiblemente a favor nuestro.

Antes del 10 de agosto, España tiene que presentar “pruebas fehacientes” de que el pecio expoliado por Odyssey corresponde a la fragata Mercedes, pero los piratas se han llevado el tesoro (la prueba del delito) y no solo no permiten que las autoridades españolas competentes lo examinen sino que ni siquiera dicen el lugar de donde lo han extraído. La “inmunidad de soberanía” que algunos expertos afirman puede aplicarse en el caso de la Mercedes, al tratarse de un buque de guerra de la Armada Española, es otro de los argumentos que podría esgrimir nuestro valedor en los tribunales norteamericanos, ya que fue Estados Unidos el principal promotor de esta ley para proteger sus buques de guerra hundidos en los siete mares durante su ”expansion colonial” a lo largo del siglo XX.

Morris y Stemm: De ladrones de mar a estrellas de Hollywood

Ya que parece que en España no vamos a invertir ni un solo Euro en recuperar nuestros tesoros, -ni a costa de las arcas publicas, ni por iniciativas privadas-, deberíamos, al menos, protegerlos de piratas codiciosos que no respetan ni a los muertos, ni mucho menos la lección de historia que se esconde detrás de cada pecio y que forma parte del patrimonio histórico y cultural de España y, en todo caso, de los pueblos de donde se extrajeron los metales. Eso sí, la compañía americana ya ha llegado a un acuerdo con Disney para explotar la historia con una superproducción de cine y televisión al estilo de “Piratas del Caribe”, que bien podrían titular “Piratas de un lugar del Atlántico de cuyo nombre no quiero acordarme”. Parece mentira que Morris y Stemm, vayan a compartir el dudoso lugar de honor de algunos piratas legendarios como Drake, Nelson o Sores, y convertirse en de la noche a la mañana en estrellas de cine a costa del mayor expolio subacuático de la historia.

La Convención Internacional de Salvamento (1989) sostiene que el “salva tesoros” será privado de todo o parte del botín si es declarado responsable de fraude o conducta deshonesta. Extraer unilateralmente un tesoro de un pecio español sin consultar a las autoridades competentes, es a todas luces un fraude. A los bucaneros especuladores de Odyssey que pretenden subastar el botín y amasar más dinero en los mercados de valores, no hay que darles ni agua. En todo caso, agua del mar...para mitigar su sed codiciosa.