Darien_
6th July 2012, 18:23
Buenas a todo@s,
Veo que este tema es de hace muuuchos años, pero me apetecía contar mi experiencia con un ataque de pánico que viví en mi 1ª inmersión tras obtener el Certificado de Open Water Diver.
Aunque con muy pocas inmersiones, 18 a día de hoy, ya he experimentado en mis propias carnes lo que es sufrir un ataque de pánico en las profundidades del mar.
Fue a mediados de agosto de 2008 en las cercanías de Tossa de Mar, cuando entonces hacía ya 1 año y 6 meses que me había sacado el OWD (con 4 inmersiones durante el curso). En mi caso, creo que se dieron una serie de sucesos encadenados, que a mi entender, y ahora con la fría visión de los años, pudieron ser la causa de lo sucedido.
Reservé a través de Internet una oferta de 2 inmersiones con un famoso centro de buceo de Lloret de Mar (Girona) para un fin de semana.
Llegado el día, nos presentamos mi amigo, también buceador, y yo en el centro de buceo y sin apenas preguntarnos nada, nos entregan el correspondiente formulario para rellenar, lo cumplimentamos, nos piden la talla del traje, aletas y salimos en una furgoneta con más gente.
Llegados a un muelle en una pequeña cala de Tossa de Mar, nos montan en una zodiac en la que íbamos al menos 10 o 12 personas incluidos 2 o 3 instructores y el piloto.
El trayecto duró poco más de 5 minutos, pero siendo la primera vez que me subía a una embarcación de este tipo, fueron suficientes para provocarme mareo y revolverme el estómago. Llegamos al punto de buceo, la lancha se detiene, nos ponemos el equipo y nos tiramos al agua. Empezamos a bajar hasta llegar a unos 10 o 12 metros. Cuando estamos todos más o menos juntos en el fondo (yo era el último) empiezan a avanzar y es en ese momento cuando al inspirar a través del regulador me entra una mezcla de aire y agua.
Aaahhhh!!! En ese momento pensé, tranquilo, ha sido solo esta vez, vuelve a inspirar y ya verás como no entra agua. Vuelvo a inspirar y desgraciadamente me seguía entrando aire y agua a partes iguales. Entonces mire hacia delante y vi a mi instructor como a 3 o 5 metros ocupándose de los otros buzos. Me empecé a poner nervioso y no sabía qué hacer. Golpeé mi botella con un anillo que aún llevo en mi mano izquierda repetidamente y creo que me escuchó porque giró la cabeza y miro hacia mi. Rápidamente le hice señas de que me faltaba el aire. Nadó rápidamente hacia mí y le indiqué que no podía respirar y que quería subir. Me agarró y me pasó mi regulador de emergencia.
Mientras tanto a cada respiración seguía tragando agua y aire y yo intentaba colocar la lengua delante del regulador con la intención de poder evitar tragar agua aunque de poco servía. Me daban ganas de toser pero me contenía porque no sabía si sería peor de lo que ya estaba viviendo.
Me cambié mi regulador por el de emergencia y creo que ya era tal la situación de estrés y angustia que seguía tragando agua al inspirar, tal vez por no colocarme bien el regulador en la boca. Le hice señales de seguía sin poder respirar y hasta me pasó su regulador de emergencia pero nada. Le indiqué de subir y empecé a nadar rápido para arriba.
Él me agarró del chaleco e impedía que subiera más rápido de lo que era seguro. Pero yo nadaba con todas mis fuerzas para arriba. Recuerdo escuchar el ordenador de muñeca del instructor pitando porque ascendíamos demasiado deprisa y él seguía agarrándome. Por suerte no se me pasó por la cabeza golpearle ni zafarme de él ya que sabía que lo estaba haciendo por nuestra seguridad.
Se me hicieron los segundos más eternos de mi vida. Miraba hacia arriba y veía la luz de la superficie queriendo llegar arriba cuanto antes. Finalmente cuando llegué a la superficie, empecé a toser y a vomitar. El instructor hinchó mi chaleco y me dijo si estaba bien. Le dije que sí, ya que al menos podía respirar y aunque estaba nervioso y angustiado, fue peor la sensación de estar vomitando, mareado y sabiendo que hacía pocos segundos me estaba ahogando.
El instructor volvió a bajar ya que tenía al grupo de 10 o 12 personas ahí abajo y debía ocuparse de ellos.
El piloto de la zodiac me ayudó a subir mientras yo seguía mareado, angustiado y vomitando. Me tuve que tirar nuevamente al agua para no seguir mareándome por el movimiento del bote (en el agua el mareo se pasa mejor que no subido en una embarcación, como ya sabréis).
Pues este es mi relato seguramente de la experiencia más angustiosa que he vivido jamás.
Desde mi punto de vista se dieron varias circunstancias que tal vez provocaron esta situación:
1. Era la primera inmersión tras obtener el certificado OWD hacía hacía 1 año y medio.
2. En ningún momento el centro de buceo me preguntó cuantas inmersiones llevaba ni que nivel tenía.
3. Éramos un grupo demasiado numeroso para mi nivel.
4. En el trayecto de la playa al punto de buceo, me mareé en la zodiac.
5. Estaba nervioso porque los demás buzos se notaba que estaban seguros y tenían mucho más nivel.
6. Bajar al fondo con todo este cúmulo de circunstancias, nerviosismo y malestar.
Aun así, me sorprendí a mi mismo de haber reaccionado con bastante calma ante esta situación, ya que podría haber optado por la vía rápida (que no la mejor opción) de subir nadando rápido para la superficie sin avisar a nadie.
Después de esta experiencia me costó un poco volver a bucear, justamente 1 año y 1 mes en que coincidió en unas vacaciones en Lanzarote y me volví a atrever. Entonces éramos otra pareja, mi amigo y yo con un instructor. Recuerdo que estaba nervioso pero en todo momento controlé la situación e intentaba mentalizarme de que todo estaba bajo control aunque se me venían flashes de la trágica experiencia.
Tras esa inmersión, no he vuelto a tener ningún otro problema en mis 18 inmersiones que llevo y aunque son pocas, puedo decir que hay alguna que tal vez no repetiría como en los cenotes Kukulkan y Chac Mool de Riviera Maya (este último donde apenas hace 3 meses fallecieron 2 buceadores y su instructor).
El buceo es una de las experiencias más maravillosas que uno puede realizar y que aquel que no lo ha probado no se imagina las sensaciones que uno siente: paz, harmonía, tranquilidad, ingravidez... Aun así, debe tenerse mucho respeto ya que mientras en otros deportes te puedes tomar la licencia de saltarte algún paso (calentamientos, estiramientos, estar cansado, etc...) en el buceo no caben errores.
Mi experiencia con el pánico me ha demostrado lo fuerte que es la mente para superar cualquier mala vivencia y aprender de ello.
Espero que pueda servir y ayudar a todo aquel que tiene miedo o se siente inseguro al bucear. Lo que a mí me funciona: hablar claro con el instructor antes de la inmersión, estar 100% en condiciones, revisar el equipo, relajarme y disfrutar.
Si estás nervioso en superficie, no podrás bucear seguro.
¡Saludos y buen AZUL!
Veo que este tema es de hace muuuchos años, pero me apetecía contar mi experiencia con un ataque de pánico que viví en mi 1ª inmersión tras obtener el Certificado de Open Water Diver.
Aunque con muy pocas inmersiones, 18 a día de hoy, ya he experimentado en mis propias carnes lo que es sufrir un ataque de pánico en las profundidades del mar.
Fue a mediados de agosto de 2008 en las cercanías de Tossa de Mar, cuando entonces hacía ya 1 año y 6 meses que me había sacado el OWD (con 4 inmersiones durante el curso). En mi caso, creo que se dieron una serie de sucesos encadenados, que a mi entender, y ahora con la fría visión de los años, pudieron ser la causa de lo sucedido.
Reservé a través de Internet una oferta de 2 inmersiones con un famoso centro de buceo de Lloret de Mar (Girona) para un fin de semana.
Llegado el día, nos presentamos mi amigo, también buceador, y yo en el centro de buceo y sin apenas preguntarnos nada, nos entregan el correspondiente formulario para rellenar, lo cumplimentamos, nos piden la talla del traje, aletas y salimos en una furgoneta con más gente.
Llegados a un muelle en una pequeña cala de Tossa de Mar, nos montan en una zodiac en la que íbamos al menos 10 o 12 personas incluidos 2 o 3 instructores y el piloto.
El trayecto duró poco más de 5 minutos, pero siendo la primera vez que me subía a una embarcación de este tipo, fueron suficientes para provocarme mareo y revolverme el estómago. Llegamos al punto de buceo, la lancha se detiene, nos ponemos el equipo y nos tiramos al agua. Empezamos a bajar hasta llegar a unos 10 o 12 metros. Cuando estamos todos más o menos juntos en el fondo (yo era el último) empiezan a avanzar y es en ese momento cuando al inspirar a través del regulador me entra una mezcla de aire y agua.
Aaahhhh!!! En ese momento pensé, tranquilo, ha sido solo esta vez, vuelve a inspirar y ya verás como no entra agua. Vuelvo a inspirar y desgraciadamente me seguía entrando aire y agua a partes iguales. Entonces mire hacia delante y vi a mi instructor como a 3 o 5 metros ocupándose de los otros buzos. Me empecé a poner nervioso y no sabía qué hacer. Golpeé mi botella con un anillo que aún llevo en mi mano izquierda repetidamente y creo que me escuchó porque giró la cabeza y miro hacia mi. Rápidamente le hice señas de que me faltaba el aire. Nadó rápidamente hacia mí y le indiqué que no podía respirar y que quería subir. Me agarró y me pasó mi regulador de emergencia.
Mientras tanto a cada respiración seguía tragando agua y aire y yo intentaba colocar la lengua delante del regulador con la intención de poder evitar tragar agua aunque de poco servía. Me daban ganas de toser pero me contenía porque no sabía si sería peor de lo que ya estaba viviendo.
Me cambié mi regulador por el de emergencia y creo que ya era tal la situación de estrés y angustia que seguía tragando agua al inspirar, tal vez por no colocarme bien el regulador en la boca. Le hice señales de seguía sin poder respirar y hasta me pasó su regulador de emergencia pero nada. Le indiqué de subir y empecé a nadar rápido para arriba.
Él me agarró del chaleco e impedía que subiera más rápido de lo que era seguro. Pero yo nadaba con todas mis fuerzas para arriba. Recuerdo escuchar el ordenador de muñeca del instructor pitando porque ascendíamos demasiado deprisa y él seguía agarrándome. Por suerte no se me pasó por la cabeza golpearle ni zafarme de él ya que sabía que lo estaba haciendo por nuestra seguridad.
Se me hicieron los segundos más eternos de mi vida. Miraba hacia arriba y veía la luz de la superficie queriendo llegar arriba cuanto antes. Finalmente cuando llegué a la superficie, empecé a toser y a vomitar. El instructor hinchó mi chaleco y me dijo si estaba bien. Le dije que sí, ya que al menos podía respirar y aunque estaba nervioso y angustiado, fue peor la sensación de estar vomitando, mareado y sabiendo que hacía pocos segundos me estaba ahogando.
El instructor volvió a bajar ya que tenía al grupo de 10 o 12 personas ahí abajo y debía ocuparse de ellos.
El piloto de la zodiac me ayudó a subir mientras yo seguía mareado, angustiado y vomitando. Me tuve que tirar nuevamente al agua para no seguir mareándome por el movimiento del bote (en el agua el mareo se pasa mejor que no subido en una embarcación, como ya sabréis).
Pues este es mi relato seguramente de la experiencia más angustiosa que he vivido jamás.
Desde mi punto de vista se dieron varias circunstancias que tal vez provocaron esta situación:
1. Era la primera inmersión tras obtener el certificado OWD hacía hacía 1 año y medio.
2. En ningún momento el centro de buceo me preguntó cuantas inmersiones llevaba ni que nivel tenía.
3. Éramos un grupo demasiado numeroso para mi nivel.
4. En el trayecto de la playa al punto de buceo, me mareé en la zodiac.
5. Estaba nervioso porque los demás buzos se notaba que estaban seguros y tenían mucho más nivel.
6. Bajar al fondo con todo este cúmulo de circunstancias, nerviosismo y malestar.
Aun así, me sorprendí a mi mismo de haber reaccionado con bastante calma ante esta situación, ya que podría haber optado por la vía rápida (que no la mejor opción) de subir nadando rápido para la superficie sin avisar a nadie.
Después de esta experiencia me costó un poco volver a bucear, justamente 1 año y 1 mes en que coincidió en unas vacaciones en Lanzarote y me volví a atrever. Entonces éramos otra pareja, mi amigo y yo con un instructor. Recuerdo que estaba nervioso pero en todo momento controlé la situación e intentaba mentalizarme de que todo estaba bajo control aunque se me venían flashes de la trágica experiencia.
Tras esa inmersión, no he vuelto a tener ningún otro problema en mis 18 inmersiones que llevo y aunque son pocas, puedo decir que hay alguna que tal vez no repetiría como en los cenotes Kukulkan y Chac Mool de Riviera Maya (este último donde apenas hace 3 meses fallecieron 2 buceadores y su instructor).
El buceo es una de las experiencias más maravillosas que uno puede realizar y que aquel que no lo ha probado no se imagina las sensaciones que uno siente: paz, harmonía, tranquilidad, ingravidez... Aun así, debe tenerse mucho respeto ya que mientras en otros deportes te puedes tomar la licencia de saltarte algún paso (calentamientos, estiramientos, estar cansado, etc...) en el buceo no caben errores.
Mi experiencia con el pánico me ha demostrado lo fuerte que es la mente para superar cualquier mala vivencia y aprender de ello.
Espero que pueda servir y ayudar a todo aquel que tiene miedo o se siente inseguro al bucear. Lo que a mí me funciona: hablar claro con el instructor antes de la inmersión, estar 100% en condiciones, revisar el equipo, relajarme y disfrutar.
Si estás nervioso en superficie, no podrás bucear seguro.
¡Saludos y buen AZUL!