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The diving journalist
28th February 2012, 09:44
Alberto Martí Ruiz confirmó su pasión por la defensa del ambiente al bucear y descubrir que el lecho marino se había convertido en un vertedero.



El buceo es una de esas actividades que toda persona debería incluir en su lista de experiencias que no puede dejar de hacer en su vida.
Fue el buceo uno de los factores responsables de que Alberto Martí Ruiz se convirtiera en una de las mentes creativas que comenzó con la Limpieza Internacional de Playas en Puerto Rico y así, posteriormente, en el presidente de la Junta de Directores de Scuba Dogs Society.
El año pasado la organización celebró la movilización de 16,566 voluntarios que removieron 269,239 libras de basura en 402 millas de costas.
Pero, más que el buceo, logró una relación muy estrecha con la naturaleza gracias a la influencia de su padre, Enrique Martí Coll, patriota y fiel defensor del ambiente, y de su madre, Glorín Ruiz, una de las creadoras de la Fondita de Jesús.
Según contó, aunque en un momento de su vida le fue difícil sentir que no tenía identidad propia, la madurez le hizo entender que no sería lo que es sin el ejemplo de amor de sus padres. Recuerda cuando su padre le advertía que si tiraba basura por la ventana del carro tendría que tolerar tremendo regaño. Y de su madre, el amor sincero que demostraba por ayudar a las personas sin hogar.
Para Martí, padre de tres hijos y abuelo de dos nietos (uno de ellos en camino), la conciencia “verde” no es una moda, es un cambio de cultura, y la publicidad -que fue su trabajo por ocho años- tiene una buena cara: la de llevar a las masas un mensaje de conciencia y acción por medio de la educación.

¿A qué se dedicaba antes de insertarte en el mundo del buceo?

Era publicista. Trabajé en una agencia de publicidad por ocho años. Un trabajo con traje y corbata. Pero me di cuenta de que mi pasión estaba en el buceo. Quería hacer lo que me apasionaba y aquí estoy.

¿Cuándo comenzó con la limpieza de playas? ¿Y qué le motivó?
Comencé en el 2002 y me motivó la gran cantidad de desperdicios marinos que veía en todas las inmersiones de adiestramientos recreativos, mientras daba clases y llevaba excursiones de buceo. Uno está constantemente expuesto a ese vertedero marino que está en el fondo y ¡nadie ve! La superficie funciona como una alfombra que esconde toda la basura que se acumula en el fondo y que está lastimando la vida marina y los arrecifes.

¿Quiénes se movilizan y se tiran a la calle a limpiar playas?
Más del 80% son jóvenes. Estamos hablando de escuelas, niños escuchas, equipos de pelota, jóvenes de distintos sectores... Es una nueva generación que está mucho más consciente y activa en proteger los recursos que tenemos. Limpiar playas es algo que a la gente le motiva, lo encuentra divertido, lo ven como un reto y a la misma vez quieren hacer algo por la naturaleza. Yo no sé qué es lo que sucede pero es un poco por la naturaleza del buceo. Como no puedes hablar porque tienes un respirador en la boca, tienes una careta casi como unas gríngolas que te obligan a mantenerte en contacto con lo que ves allá abajo, hay algo de ese deporte que te sensibiliza con la naturaleza y eso es inevitable.

¿Por qué sensibiliza?
Imagínate cuando vas y tienes escuelas de tortugas y peces que se te pegan y nadan alrededor de ti. Vas a otro lugar y lo que ves es basura y, si ves una tortuga, en el momento que te ve arranca y se va. Percibes el pánico que nos tienen, la falta de armonía y respeto que hay en ese ambiente, te sensibiliza. Y me ha sucedido muchas veces que llevo gente a bucear -que no estamos haciendo limpieza ni nada, estamos solo ‘diving for fun’- y si ven una latita, la recogen. A nivel de que todos salimos con veinte cosas. Se mueven naturalmente a hacer cosas así.

En los últimos años se ha visto un boom del movimiento “verde”. ¿Considera que es una moda, un cambio de conciencia o una educación real?
Creo que es un cambio cultural, un cambio de comportamiento. Tú vas a otros países y el comportamiento cultural de esos países es distinto al de aquí; y no solamente Puerto Rico, sino también en otras islas o países. Es un cambio, es un cambio drástico que se está logrando a través de la educación y la acción. ¡Yo espero que no sea una moda que pase! Nosotros lo que estamos tratando de lograr es eso, un cambio de cultura.

¿Cómo -ante un mundo tan comercial- se inserta en las masas una nueva cultura ambiental?
La participación masiva de estas actividades se logra -en gran parte- a través de la publicidad y de poder llevar un mensaje contundente y masivo a toda una comunidad, una masa que hay que movilizar a hacer el bien. Y es por eso que ese trasfondo de publicista ha sido importante. Mira, mucha gente me ha visto a mí como biólogo. Como soy instructor de buceo y como estoy tan a tono con todo lo que es asunto marino, piensan que ese es mi ‘expertise’ y la realidad es que tengo mucho de eso, pero mucho de lo que hemos logrado es a través de la influencia de la publicidad. Y el viejo mío, que por muchos años hizo mucho bien en otras causas sociales también, fue a través de las campañas también.

La publicidad por lo general tiene una mala imagen. La gente la vincula con puro comercio, vender a la mujer como objeto sexual o con algún tipo de engaño. Con estas campañas, ¿podría tener una buena cara?
Sí. La diferencia quizás de otras organizaciones, de otras campañas publicitarias que se han trabajado, es que nosotros lo que estamos haciendo es la acción detrás de la palabra. Si tú solamente corres una campaña y le dices a la gente que no tire la basura, que siembre, que recicle y ahí se queda, a muchas de las personas a las que quieres llegar les va a entrar por un oído y les sale por el otro. Cuando tú llegas a esas personas y los invitas con un llamado para que participen activamente y tengan una experiencia y vivan en sangre propia, se enrollan las mangas, sudan, actúan y participan. Es otro evento totalmente distinto porque hay una motivación.

¿Qué critica de las campañas publicitarias?
Lo único que critico es que tiene que tener contenido detrás de ella, material educativo y acción, que la gente se mueva. Muchas campañas tienen un mensaje muy bonito pero, cuando vienes a ver, no hay nada detrás de eso. Hay que promover acción proactiva. La condición del ambiente no puede ser neutral. No puedes solamente no tirar la basura y no causar daño; tienes que hacer más, tienes que reciclar, ayudar a sembrar más. No estamos en un punto en el que no causar daño es suficiente. Tienes que provocar acción positiva.

Su madre fue la fundadora de la Fondita de Jesús y su padre, además de dedicarse a la publicidad, se distinguió por diferentes gestos, entre ellos como defensor del ambiente. ¿Cómo sus padres le han influenciado?
He detestado hacer referencia a mis papás, porque uno quiere pensar y sentirse como ‘esta única persona’. Que digan ‘ay, este nene de papi y mami que hicieron esto y aquello’... Pero la única realidad es esa, tengo mucha influencia de mi mamá y muchísima de mi papá. Yo soy un individuo pero, incuestionablemente, el trabajo que estoy haciendo a nivel ambiental... porque Scuba Dogs es mucho más que ambiental, es mucho más que lo económico. Nuestra meta es inspirar a conocer y valorar lo que es este gran recurso (dice mientras señala el océano).

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