The diving journalist
18th January 2012, 18:25
La embarcación ha llegado a Xàbia cinco años después de que el Ayuntamiento y la Associació de Barques Tradicionals la adquirieran
Patrimonio marítimo. El llaüt "Pacurri" se ha salvado por los pelos del naufragio más de una vez. El viejo proyecto de restaurarlo y aparejarlo con vela latina no termina de ver la luz.
El Pacurri por fin está en Xàbia. Botado en Alicante en 1932 como barca de arrastre de vela (entonces ya se empezaban a instalar motores en las embarcaciones de pesca artesanal), este llaüt ha estado más de una vez cerca de irse a pique. En 2005, cuando el barco, que tiene 14 metros de eslora, estaba dado de baja y sólo se preveía su destrucción y hundir su casco, la Associació de Barques Tradicionals y el Ayuntamiento de Xàbia decidieron comprarlo. Solicitaron a Capitanía Marítima y a la Conselleria de Pesca que, en lugar de hundirlo, se inscribiera en el registro de embarcaciones "pertenecientes a organismos de carácter público". Lo adquirieron a finales de 2006 con el objetivo de restaurarlo y volver a aparejarlo con vela latina. La Associació de Barques Tradicionals quería que el Pacurri fuera el mascarón de proa de su proyecto de recuperación del patrimonio marítimo tradicional de Xàbia. Pero los trámites se alargaron hasta finales de 2008. Y luego llegó otra tempestad, la de la crisis. Ya no había dinero para el proyecto de rehabilitación.
El barco estuvo amarrado tres años en el puerto de Calp y, en diciembre de 2008, su deteriorado casco empezó a anegarse. De nuevo faltó poco para que el Pacurri zozobrara. Desde entonces ha estado "al seco" en el astillero de Calp. El pasado viernes, por fin, el barco llegó por tierra a Xàbia. Es un paso. El proyecto para restaurarlo, que tendría un presupuesto de 400.000 euros, aún queda lejos. El objetivo es que este llaüt vuelva a navegar y se le dé un uso turístico y educativo. Los estudiantes de Xàbia podrían descubrir el litoral de la mejor manera, a bordo de un barco tradicional de principios del XX. Y para los turistas, embarcarse en este llaüt, sería toda una experiencia. Pero todavía queda una larga travesía.
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Patrimonio marítimo. El llaüt "Pacurri" se ha salvado por los pelos del naufragio más de una vez. El viejo proyecto de restaurarlo y aparejarlo con vela latina no termina de ver la luz.
El Pacurri por fin está en Xàbia. Botado en Alicante en 1932 como barca de arrastre de vela (entonces ya se empezaban a instalar motores en las embarcaciones de pesca artesanal), este llaüt ha estado más de una vez cerca de irse a pique. En 2005, cuando el barco, que tiene 14 metros de eslora, estaba dado de baja y sólo se preveía su destrucción y hundir su casco, la Associació de Barques Tradicionals y el Ayuntamiento de Xàbia decidieron comprarlo. Solicitaron a Capitanía Marítima y a la Conselleria de Pesca que, en lugar de hundirlo, se inscribiera en el registro de embarcaciones "pertenecientes a organismos de carácter público". Lo adquirieron a finales de 2006 con el objetivo de restaurarlo y volver a aparejarlo con vela latina. La Associació de Barques Tradicionals quería que el Pacurri fuera el mascarón de proa de su proyecto de recuperación del patrimonio marítimo tradicional de Xàbia. Pero los trámites se alargaron hasta finales de 2008. Y luego llegó otra tempestad, la de la crisis. Ya no había dinero para el proyecto de rehabilitación.
El barco estuvo amarrado tres años en el puerto de Calp y, en diciembre de 2008, su deteriorado casco empezó a anegarse. De nuevo faltó poco para que el Pacurri zozobrara. Desde entonces ha estado "al seco" en el astillero de Calp. El pasado viernes, por fin, el barco llegó por tierra a Xàbia. Es un paso. El proyecto para restaurarlo, que tendría un presupuesto de 400.000 euros, aún queda lejos. El objetivo es que este llaüt vuelva a navegar y se le dé un uso turístico y educativo. Los estudiantes de Xàbia podrían descubrir el litoral de la mejor manera, a bordo de un barco tradicional de principios del XX. Y para los turistas, embarcarse en este llaüt, sería toda una experiencia. Pero todavía queda una larga travesía.
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