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The diving journalist
2nd August 2011, 15:52
El club de submarinismo «Illa Pancha» de Ribadeo organiza inmersiones en la ría para filmar y fotografiar la rica fauna y un pecio hundido hace más de un siglo

Ya en la noche, en el puerto de Ribadeo, tres buzos preparan su inmersión. Visten el traje, preparan el material y comprueban que en las botellas haya suficiente aire como para pasar más de una hora en las aguas de la ría del Eo. No portan arpón, pues la pesca con oxígeno está prohibida. Pero sí van armados con cámaras y linternas. Se disponen a descubrir lo que el mar oculta con tanto celo, dentro de una actividad que ofertan a todos aquellos amantes del submarinismo.

Filman y fotografían el fondo marino, los animales que lo habitan, y, como plato estrella, un pecio, o lo que queda de él. Un barco a vapor, de palas, de finales del siglo XIX o principios del XX, que se hundió con un cargamento de zinc. Ahora sólo queda su esqueleto, las cuadernas, pues la madera ha desaparecido con los años.

Javier Gallego, vicepresidente del Club de Submarinismo «Illa Pancha», está al frente de la expedición. A su lado, no existen riesgos. «Me conozco la ría como la palma de mi mano», asegura. Y añade que lleva buceando en ella desde que era un guaje. De origen asturiano, Javier Gallego organiza estas inmersiones nocturnas cuando la marea y el tiempo son favorables. Para ello, ha de solicitar una autorización especial a la Xunta, debido a la gran protección ambiental del área.

Con todo el equipo al hombro, se dirigen al punto de inmersión. Llevan casi 30 kilos a sus espaldas, entre botellas, aletas, el traje y cámaras. «En el agua esto no pesa, no ayuda a mantenernos abajo», explica Salva García, buzo profesional. Se pasa la mitad de su vida bajo el agua, ya sea trabajando o pescando en apnea. En esta inmersión él se encarga de grabarlo todo. «De esto hay que guardar un recuerdo», añade. Antes de bajar echan una última revisión al equipo, ya que el menor error podría echar al traste la inmersión. Hora y media después, los submarinistas salen a flote. Su botín: espectaculares imágenes de salmonetes, sepias, pulpos, andaricas, y la visión de un enorme congrio de unos 30 kilos que nadie pudo fotografiar. «Iba muy rápido y por entre las piedras», aseguran.

Aunque la actividad esté organizada desde el club de submarinismo «Illa Pancha», la participación es libre. «Solemos juntarnos gente de varios clubes para ser un grupo mayor», asegura Javier Gallego. Lo único necesario es un equipo y un mínimo de dos estrellas FEDAS (Federación Española de Actividades Subacuáticas), que se consiguen con varios cursos. La próxima inmersión será en agosto, pero aún no tiene fecha fija, pues depende de las mareas.

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