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Ver la versión completa : Libro retrata los nueve naufragios más importantes de las costas chilenas



The diving journalist
20th June 2011, 23:34
Tres arqueólogos submarinos recorrieron durante 20 años las costas nacionales, buceando en los hundimientos más interesantes.

"En el mar hay que tener sangre fría. A veces estás en naufragios a más de 50 metros de profundidad, metido en un buque, y sabes que si te enredas y pierdes el control, estás muerto". Daniel Malfanti (41) es buzo técnico de la Armada, con estudios de arqueología submarina. Suma 20 años explorando los principales naufragios de la costa chilena, por lo que sabe de sus complejidades: bajas temperaturas, mala visibilidad, corrientes traicioneras y barcos encalladas a grandes profundidades.
Hoy, este buzo penquista se prepara para sumergirse en un nuevo proyecto: un libro que retrata los nueve principales naufragios ocurridos a lo largo de las costas de nuestro país, iniciativa en la que trabaja con el también buzo Arturo Rojas y el fotógrafo Jorge Kitzing.
"Hace un año estábamos conversando y pensamos que estos naufragios tenían que ser documentados, para que las próximas generaciones puedan ver todo lo que hay allá abajo", dice Malfanti.
Por ahora, el proyecto incluye nueve embarcaciones: Manco Capac (Arica), Astoria (Pisagua), Esmeralda (Iquique), Blanco Encalada (Punta Gruesa), Lynch (isla Damas), Dresden (Juan Fernández), Vapor Chile y Vapor Concepción (Valparaíso) y Liberty (canal Concepción). De éstos, el Astoria, el Vapor Concepción y el Liberty nunca antes habían sido fotografiados.
El criterio de elección en su iniciativa responde a tres factores: el valor histórico de estos naufragios, que se encuentren en zonas interesantes para el buceo (en términos geográficos, técnicos y medioambientales) y que la embarcación tenga una historia interesante para contar.
Se trata de naufragios de difícil acceso (algunos se ubican a 70 metros de profundidad), a los que no más de 12 personas en Chile tienen capacidades técnicas para acceder. Kitzing es uno de ellos: "Al sumergirse, uno baja lentamente para asimilar los cambios de presión en el cuerpo e ir verificando que todo esté bien. Al llegar al fondo y encontrar el pecio es una sensación de gran satisfacción. Pero, por la gran cantidad de partículas en suspensión y las corrientes de los fondos del litoral chileno, muchas veces esa ilusión y alegría se ven rápidamente frustradas, porque la visibilidad es de uno o dos metros, y cuando la profundidad supera los 40 metros, no es muy confortable estar en dicha situación".
De sol a nieve
Historias de su trabajo hay muchas. Como cuando descendieron al Liberty, en los canales australes: "Comenzamos el buceo con un día muy lindo y una temperatura agradable, pero al rato de entrar al agua comenzó a llover y a bajar la temperatura. Cuando salimos del agua, ya nevaba y el frío era considerable, al igual que el viento", dice Kitzing.
Cuando exploraron el Blanco Encalada, llovía, algo rarísimo en Iquique. Y cuando bucearon el buque alemán Dresden, en Juan Fernández, Malfanti perdió su cámara fotográfica. "Los buzos decimos que en los buenos buceos, el mar siempre cobra algo. No es una maldición, es más bien un pago por poder ingresar a sus profundidades", cuenta. Pero esa no fue la única sorpresa que les deparó la mítica embarcación: cuando llegaron a la proa, encontraron parte del equipo de un buzo que años atrás había fallecido en el lugar.
El proyecto del libro, que finalizará el próximo año, partió con financiamiento propio, pero en el camino ha recibido apoyos de otras personas vinculadas a la actividad. ¿El valor? Malfanti calcula que bordeará los 150 mil dólares (unos 70 millones de pesos).
Mil naufragios
Aunque nunca es fácil, las condiciones del mar chileno hacen aún más complejo el trabajo gráfico en sus profundidades. "La fotografía submarina profunda en Chile es muy compleja, dadas las condiciones adversas que uno habitualmente encuentra, por la turbiedad del agua. Hay mucha oscuridad, sin linterna no ves nada y, además, hay muchas partículas en suspensión, que hacen que la luz del flash rebote, dañando la imagen fotográfica", explica Kitzing.
Encontrar un naufragio es una tarea compleja que comprende trabajos en dos planos: el primero, que constituye el 70% de las labores, es de documentación, revisando libros, con las rutas e historia de los barcos; el segundo, el buceo. El equipo estima que en la historia chilena se hundieron unas mil embarcaciones. Ellos han buceado en 50. Aunque, claro, como en toda actividad existen ciertos hitos, algo así como las obras cumbres, para el buceo arqueológico chileno. Y para Malfanti están claras cuáles son: "Hay dos naufragios equivalentes a conquistar el Everest para un montañista. El Dresden, por su complejidad técnica e historia, y la Esmeralda, por su valor simbólico".


Los hundimientos

El Manco Capac: buque de guerra peruano que fue hundido en 1880 por su tripulación para evitar su captura al perder la batalla de Arica.
Blanco Encalada: fue el primer buque de guerra en el mundo en ser hundido por un torpedo autopropulsado. Eso, en 1891, frente Caldera.
Esmeralda: hundida en 1879, en Iquique.
Dresden: crucero de la marina alemana que fue hundido por su tripulación, frente al archipiélago Juan Fernández en 1915, ante el acoso británico.
Astoria: velero británico que se hundió en 1850, frente a Pisagua.
Lynch: buque de transporte hundido frente a isla Damas, en la primera mitad del siglo XX.
Vapor Chile: se hundió frente a Valparaíso durante un temporal, a principios del siglo XX.
Vapor Concepción: se hundió en la bahía de Valparaíso, en 1929.
El Liberty: buque estadounidense hundido en la Patagonia chilena durante la Segunda Guerra Mundial.

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