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The diving journalist
5th May 2011, 21:50
La arena blanca y todavía virgen brilla aún más con los rayos del sol que hacen arder la piel. El azul intenso del mar invita a sumergirse en sus aguas calmas y poco profundas y una leve brisa cálida permite respirar un aire puro y vivir a pleno el Caribe mexicano. Este paisaje no es de un cuento, pertenece a la isla de Holbox, a tan sólo diez kilómetros de la costa norte de la península de Yucatán, el secreto mejor guardado de la Rivera Maya.

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En toda su extensión de más de 40 km se encuentran angostos muelles, coloridos botes y pequeñas embarcaciones que aún conservan la esencia pescadora de la isla, rodeados por cientos de pelícanos y gaviotas. A metros de allí, entre palmeras y sus calles de arena, decenas de hoteles boutique invitan a los turistas a pasar unas vacaciones distendidas, con buen clima asegurado.

Para llegar a Holbox se necesitan paciencia y tiempo, los cuales se ven rápidamente recompensados al arribar a esta maravilla natural, al comprobar la buena atención de los isleños y respirar la pureza del aire donde el tránsito vehicular es inexistente.

El punto de partida es Cancún, desde allí se puede ir en auto o en autobús hasta el pueblo costero de Chiquilá: el recorrido demora unas 4 horas por donde además se atraviesan decenas de pequeños pueblos mayas. En Chiquilá hay que tomar un ferry que demora una media hora -salen durante todo el día con una frecuencia de 30 minutos-.

Una vez en tierra firme pueden tomarse en el puerto los taxis de la isla, que son simpáticos carros de golf, hasta la zona céntrica, donde se encuentran los hoteles. También se puede ir caminando, ya que nada es lejos en el lugar.

Holbox, que en lengua maya significa «hoyo negro» es un destino para alejarse de todo y es excelente para admirar la naturaleza. Desde la orilla del mar se pueden ver los peces y la variada gama de pájaros que pueblan las extensas playas. Además, caracoles y conchillas se entremezclan entre la arena, y es habitual ver pasar iguanas y cangrejos de todos los tamaños.

El centro del pueblo es de apenas cinco cuadras, la plaza principal está rodeada de negocios que venden artesanías y restoranes donde los platos principales son a base de pescado. Las casas hoy son coloridas aunque, según cuentan sus habitantes en un pasado eran monótonas, todas pintadas de blanco y gris estampadas en sus paredes con el dibujo del tiburón ballena. Es que esta especie es el pez típico de la zona y aunque su nombre asusta, los isleños aseguran que es un animal manso con el que se puede nadar.

Tiburones

El tiburón ballena llega a las aguas de Holbox en el verano boreal (de junio a septiembre). Durante el resto de los meses es casi imposible verlo. Según cuentan los isleños, snorkear con estos tiburones es una de las actividades más alucinantes, sobre todo por el tamaño imponente de éstos, que pueden llegar a los 15 metros y por su piel aterciopelada.

Además del nado con tiburones, que es la vedette de la isla, se pueden hacer varias actividades, desde snorkel, paseos en botes o lanchas, nadar en la tranquilidad de las aguas o eternas caminatas donde por momentos es difícil encontrar otra persona y la soledad y tranquilidad se apoderan del viajero.

El atardecer es uno de los momentos más maravillosos en la isla. Aunque durante ese lapso los mosquitos salen a la caza, un buen repelente los espanta y no logra empañar este momento que se convierte en un placer. Mientras cae el sol suelen haber batucadas en la playa con grupos de jóvenes que se juntan de forma espontánea y comienzan a cantar y bailar al ritmo de los tambores y maracas, siempre en compañía de cerveza bien helada.

La noche en Holbox es cálida y si bien, como todo pueblo pesquero, ya pasadas las tres de la mañana casi no hay movimiento, es muy alegre y con muchas opciones. Hay restós italianos, cálidos restoranes de comida china y pintorescos bares donde se pueden comer pizzas muy económicas con cervezas, junto a típicos bodegones mexicanos con destacados platos de pescados. Esta es la variada oferta gastronómica que brinda la pequeña isla, a un promedio de entre 10 y 15 dólares el plato.

En los bares también se destacan: el tequila mexicano, el Margarita y las cervezas suaves locales, con sal y limón. El Cuba Libre y los daikiris son también muy solicitados en la zona. La atención es personalizada, hasta el punto que los comensales se entremezclan con los dueños y los mozos de los locales. Imposible no hacer amigos y conocer anécdotas de todo el mundo.

Un recorrido por las playas antes de terminar el día es sumamente recomendable. Sólo con la luz de la luna y las estrellas, apenas se escucha el movimiento del mar que es tan calmo como una pileta.

La oferta hotelera es variada; en el centro se pueden conseguir hospedajes que oscilan entre los 15 y 35 dólares por día, pero también se encuentran las joyas de la isla con hoteles boutiques muy confortables con precios que pueden llegar a los 200 dólares y comodidades como internet Wi-Fi, reposeras, pequeñas carpitas para tolerar el sol, y hasta servicio de bar en la playa para disfrutar de snack y refrescos durante la tarde.

La temporada alta de la isla es de abril a noviembre, cuando se acerca el mayor número de turistas. Los principales visitantes son de Italia, Francia, España y sobre todo del Reino Unido; también llegan algunos curiosos de Latinoamérica. Es un sitio escondido, con poca difusión y los propios mexicanos describen a Holbox como el paraíso maya, lejos del consumismo donde es imposible encontrar un cajero automático y sólo hay un ciber, al que tanto los turistas como los isleños parecen ignorar. Un sitio ideal para descansar en pleno contacto con la naturaleza.

Fuente: http://www.ambito.com