The diving journalist
2nd May 2011, 08:47
ALFONSO GONZÁLEZ RIERA SUBDIRECTOR MÉDICO DE UN CENTRO DE MEDICINA HIPERBÁRICA Y SUBACUÁTICA EN LIMA
Como médico de la Marina Mercante española y especialista en medicina hiperbárica y subacuática, recibí en el año 1999 la invitación de la sociedad científica en esta materia en Perú (Sociedad Peruana de Medicina Hiperbárica y Subacuática) para prestar mis servicios por un año en un centro médico especializado de la ciudad de Lima, hoy hace casi ya 12 años.
No podía imaginar la gran cantidad de pacientes con muy distintas patologías que pueden beneficiarse de estos procedimientos, lo que se convirtió en un reto más para mí. Evitar amputaciones de piernas por diabetes, insuficiencias vasculares severas o por accidentes de trabajo o tráfico, así como, por desgracia, las innumerables complicaciones por descompresión que sufren los mal preparados buceadores artesanales en Perú, son nuestro pan de cada día.
Desde el año 1996 la Seguridad Social en Perú dispone de licitaciones públicas para el tratamiento con OHB (oxigenación hiperbárica) de pacientes, tanto hospitalizados como ambulatorios, con muy variadas enfermedades. Quemados, infecciones de tejidos blancos, osteomielitis, necrosis avasculares de cabeza de fémur, comas por traumatismos craneoencefálicos o por accidente cerebrovascular, gangrenas de distintos tipos o algunas tan comunes en cualquier sociedad como las insuficiencias venosas (varices) y los ya mencionados anteriormente, sobremanera, de diabéticos, son remitidos diariamente para su tratamiento por los servicios de los hospitales públicos y privados, obteniendo estadísticamente unos resultados que en medicina se podrían calificar como asombrosos, pero lo asombroso de verdad es que son reales.
El año 2007 la medicina hiperbárica y subacuática fue considerada como una especialidad médica de tres años de residencia de estudio y prácticas. La Universidad estatal Federico Villarreal es la única que dispone de la currícula y syllabus de materias a desarrollar. Con ella, y junto con el Hospital Mount Vernon de Nueva York, en Estados Unidos, ya hemos presentado algunos trabajos de investigación. El último, sobre la psoriasis artrítica tratada con OHB, fue publicado recientemente en una prestigiosa revista científica del Reino Unido. Actualmente estamos concluyendo un trabajo muy interesante sobre un caso de «vasculitis» que provocó una trombosis arterial periférica en una niña de 14 años de un hospital del Estado y cuyo diagnóstico era la amputación por debajo de la rodilla de ambas piernas. En este caso los resultados han sido excelentes y la paciente no sólo salvó sus piernas, sino que incluso salvó tres dedos de un pie y dos del otro.
Todos estos resultados del día a día son los que a cualquier médico le hacen sentirse feliz por lo que es y lo que hace, y por ello considero que esta «ciencia escondida» es una pena que sea tan desconocida en España.
A la hora de hablar de resultados económicos, la aplicación más generalizada de la OHB presenta cifras de ahorro que en algunos casos llegan a ser muy cuantiosas. La disminución de las estancias hospitalarias, el menor consumo de antibióticos, las cirugías repetidas y el gasto en prótesis y pensiones de invalidez con el consiguiente problema social para el paciente y su familia son algunos de los parámetros a tener muy en cuenta. Pero lo que es más importante es la recuperación de la calidad de vida del paciente y la incorporación en muchos casos a la fuerza laboral.
Cuánto me gustaría que todos pudieran disfrutar de los resultados en las muestras fotográficas de los miles de casos tratados, pero, lógicamente, son imágenes muy «impactantes» que no siempre se pueden mostrar en un diario.
Hoy en día tengo el privilegio de haber preparado profesionalmente al 80 por ciento de los médicos, enfermeras y técnicos que trabajan en esta especialidad en Perú, incluso algunos llegados de otros países cercanos, como Ecuador o Chile, así como de haber presentado más de 250 conferencias y cursos por toda la geografía peruana. Me hubiera gustado poder haber hecho todas estas cosas en nuestra España, pero... Ésa es la pregunta? ¿Por qué no se utiliza más la OHB en España? Supondría un granito de arena más para superar la crisis económica y laboral, dado que crearía puestos de trabajo y ahorraría gasto sanitario.
Nota. Como español y, sobremanera, como asturiano de Pola de Siero extraño mucho «nuestres cosines», pero, como muy bien decía mi madre, «por desgracia, algunas veces uno debe estar donde pace y no donde nace». Ya me gustaría poder seguir disfrutando de la «tierrina» todos los veranos con mis amigos de Colunga y Lastres. Un abrazo para toda Asturias.
6783
Fuente: http://www.lne.es
Como médico de la Marina Mercante española y especialista en medicina hiperbárica y subacuática, recibí en el año 1999 la invitación de la sociedad científica en esta materia en Perú (Sociedad Peruana de Medicina Hiperbárica y Subacuática) para prestar mis servicios por un año en un centro médico especializado de la ciudad de Lima, hoy hace casi ya 12 años.
No podía imaginar la gran cantidad de pacientes con muy distintas patologías que pueden beneficiarse de estos procedimientos, lo que se convirtió en un reto más para mí. Evitar amputaciones de piernas por diabetes, insuficiencias vasculares severas o por accidentes de trabajo o tráfico, así como, por desgracia, las innumerables complicaciones por descompresión que sufren los mal preparados buceadores artesanales en Perú, son nuestro pan de cada día.
Desde el año 1996 la Seguridad Social en Perú dispone de licitaciones públicas para el tratamiento con OHB (oxigenación hiperbárica) de pacientes, tanto hospitalizados como ambulatorios, con muy variadas enfermedades. Quemados, infecciones de tejidos blancos, osteomielitis, necrosis avasculares de cabeza de fémur, comas por traumatismos craneoencefálicos o por accidente cerebrovascular, gangrenas de distintos tipos o algunas tan comunes en cualquier sociedad como las insuficiencias venosas (varices) y los ya mencionados anteriormente, sobremanera, de diabéticos, son remitidos diariamente para su tratamiento por los servicios de los hospitales públicos y privados, obteniendo estadísticamente unos resultados que en medicina se podrían calificar como asombrosos, pero lo asombroso de verdad es que son reales.
El año 2007 la medicina hiperbárica y subacuática fue considerada como una especialidad médica de tres años de residencia de estudio y prácticas. La Universidad estatal Federico Villarreal es la única que dispone de la currícula y syllabus de materias a desarrollar. Con ella, y junto con el Hospital Mount Vernon de Nueva York, en Estados Unidos, ya hemos presentado algunos trabajos de investigación. El último, sobre la psoriasis artrítica tratada con OHB, fue publicado recientemente en una prestigiosa revista científica del Reino Unido. Actualmente estamos concluyendo un trabajo muy interesante sobre un caso de «vasculitis» que provocó una trombosis arterial periférica en una niña de 14 años de un hospital del Estado y cuyo diagnóstico era la amputación por debajo de la rodilla de ambas piernas. En este caso los resultados han sido excelentes y la paciente no sólo salvó sus piernas, sino que incluso salvó tres dedos de un pie y dos del otro.
Todos estos resultados del día a día son los que a cualquier médico le hacen sentirse feliz por lo que es y lo que hace, y por ello considero que esta «ciencia escondida» es una pena que sea tan desconocida en España.
A la hora de hablar de resultados económicos, la aplicación más generalizada de la OHB presenta cifras de ahorro que en algunos casos llegan a ser muy cuantiosas. La disminución de las estancias hospitalarias, el menor consumo de antibióticos, las cirugías repetidas y el gasto en prótesis y pensiones de invalidez con el consiguiente problema social para el paciente y su familia son algunos de los parámetros a tener muy en cuenta. Pero lo que es más importante es la recuperación de la calidad de vida del paciente y la incorporación en muchos casos a la fuerza laboral.
Cuánto me gustaría que todos pudieran disfrutar de los resultados en las muestras fotográficas de los miles de casos tratados, pero, lógicamente, son imágenes muy «impactantes» que no siempre se pueden mostrar en un diario.
Hoy en día tengo el privilegio de haber preparado profesionalmente al 80 por ciento de los médicos, enfermeras y técnicos que trabajan en esta especialidad en Perú, incluso algunos llegados de otros países cercanos, como Ecuador o Chile, así como de haber presentado más de 250 conferencias y cursos por toda la geografía peruana. Me hubiera gustado poder haber hecho todas estas cosas en nuestra España, pero... Ésa es la pregunta? ¿Por qué no se utiliza más la OHB en España? Supondría un granito de arena más para superar la crisis económica y laboral, dado que crearía puestos de trabajo y ahorraría gasto sanitario.
Nota. Como español y, sobremanera, como asturiano de Pola de Siero extraño mucho «nuestres cosines», pero, como muy bien decía mi madre, «por desgracia, algunas veces uno debe estar donde pace y no donde nace». Ya me gustaría poder seguir disfrutando de la «tierrina» todos los veranos con mis amigos de Colunga y Lastres. Un abrazo para toda Asturias.
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Fuente: http://www.lne.es