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Ver la versión completa : Buceadores de Fisterra llegan a dos barcos hundidos hace cien años



jaribas
2nd January 2007, 18:56
Un grupo de buceadores profesionales, dos de ellos de Fisterra, alcanzaron recientemente los restos hundidos de dos buques que se fueron a pique a principios del siglo pasado.
Uno de ellos era un carguero que se hundió; cargado de manganeso frente al Carrumeiro, en la ría de Corcubión, en 1910. El pecio se encuentra a 40 metros de profundidad. Uno de los buzos que llegaron a él, Fernando Carrillo, explica que la nave, de madera, se encuentra en buen estado de conservación y que todavía se puede ver la carga, en cubierta, perfectamente estibada. El otro buque figura en todas las historias de los naufragios. Se trata del Blas de Lezo , un navío de la Armada Española que se hundió; en 1932 después de haber intentado entrar entre O Centolo y el Cabo Fisterra.

En aquel naufragio no murió; nadie, pero las fragatas que venían con el barco, de 140 metros de eslora, no lograron remolcarlo a tierra. Se fue al fondo finalmente a unas cinco millas de tierra, y allí se quedó, a 76 metros de profundidad. Cuenta Fernando Carrillo que bajaron hasta la embarcación hundida durante siete días, a razón de media hora por día -y hora y media para realizar la descompresión y regresar a la superficie sin problemas-.

Allí pudieron comprobar que el gigante hundido sigue casi entero, con las chimeneas intactas, los cañones en su sitio y el mástil de la bandera tal cual estaba cuando el barco se hundió. Se ven todavía armas antiaéreas, aparatos de telégrafos y otros detalles del buque. Los buceadores -cuatro gallegos y un vasco- tomaron imágenes con cámaras submarinas y potentes focos. Con todo el material grabado tienen previsto realizar un documental, además de publicar fotografías en distintas revistas especializadas. Los dos fisterrános en la aventura a los pecios, Fernando Carrillo y su hermana Alicia tienen una escuela de buceo en Fisterra, en la que enseñan, desde el pasado 15 de julio, a bucear con bombonas a cualquier interesado mayor de 14 años. Su objetivo ahora es poder organizar algún viaje para que sus alumnos puedan ver con sus propios ojos un barco hundido.

Además de barcos, los buceadores pueden ver también la rica fauna marina. Maragotas, pintos, lenguados, lubinas, congrios y abadejos se dejan ver durante las inmersiones, además de algún que otro centollo. Los fondos de Fisterra tienen también una gran variedad de flora y, desde cierta profundidad, corales. Eso sí, también hay muchas nasas. Un grupo de buceadores profesionales, dos de ellos de Fisterra, alcanzaron recientemente los restos hundidos de dos buques que se fueron a pique a principios del siglo pasado.

Uno de ellos era un carguero que se hundió; cargado de manganeso frente al Carrumeiro, en la ría de Corcubión, en 1910. El pecio se encuentra a 40 metros de profundidad. Uno de los buzos que llegaron a él, Fernando Carrillo, explica que la nave, de madera, se encuentra en buen estado de conservación y que todavía se puede ver la carga, en cubierta, perfectamente estibada.

El otro buque figura en todas las historias de los naufragios. Se trata del Blas de Lezo, un navío de la Armada Española que se hundió; en 1932 después de haber intentado entrar entre O Centolo y el Cabo Fisterra. En aquel naufragio no murió; nadie, pero las fragatas que venían con el barco, de 140 metros de eslora, no lograron remolcarlo a tierra. Se fue al fondo finalmente a unas cinco millas de tierra, y allí se quedó, a 76 metros de profundidad. Cuenta Fernando Carrillo que bajaron hasta la embarcación hundida durante siete días, a razón de media hora por día -y hora y media para realizar la descompresión y regresar a la superficie sin problemas-.

Allí pudieron comprobar que el gigante hundido sigue casi entero, con las chimeneas intactas, los cañones en su sitio y el mástil de la bandera tal cual estaba cuando el barco se hundió. Se ven todavía armas antiaéreas, aparatos de telégrafos y otros detalles del buque. Los buceadores -cuatro gallegos y un vasco- tomaron imágenes con cámaras submarinas y potentes focos. Con todo el material grabado tienen previsto realizar un documental, además de publicar fotografías en distintas revistas especializadas. Los dos fisterrános en la aventura a los pecios, Fernando Carrillo y su hermana Alicia tienen una escuela de buceo en Fisterra, en la que enseñan, desde el pasado 15 de julio, a bucear con bombonas a cualquier interesado mayor de 14 años. Su objetivo ahora es poder organizar algún viaje para que sus alumnos puedan ver con sus propios ojos un barco hundido.

Además de barcos, los buceadores pueden ver también la rica fauna marina. Maragotas, pintos, lenguados, lubinas, congrios y abadejos se dejan ver durante las inmersiones, además de algún que otro centollo. Los fondos de Fisterra tienen también una gran variedad de flora y, desde cierta profundidad, corales. Eso sí, también hay muchas nasas.