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Ver la versión completa : Una manchega en la Antártida 1ª parte



Victoria Abando Dive
23rd March 2011, 11:45
Lo prometido es deuda...

La Antártida.
Febrero 2011.

Cuando escribo estas líneas, ya ha pasado casi un mes de mi aventura en el continente antártico pero aún siguen latentes en mí todos esos recuerdos, todas esas vivencias y sensaciones que ya formarán parte de mí para siempre.

Por dónde comenzar? Probablemente me deje cosas en el tintero, imposible describir tanta grandeza, tanta inmensidad, tanto sentimiento desbordante y sobrecogedor en unas pocas líneas y mucho menos expresar toda la emoción que me embarga cuando pienso en la Antártida.

No me gusta el frío, sencillamente no me gusta.
Soy de bikini, crema solar, pareo y cerveza helada, a ser posible acompañada de unas aceitunas. Mis viajes, siempre de buceo, están orientados a climas cálidos y mares tranquilos, con mucha vida, mucho color y mucho sol.
Bucear en la Antártida era algo que nunca me había planteado, prefería cualquier destino como Galápagos, Cocos, o algún remoto lugar en Asia que bucear en la Antártida….
Menos mal que me dejé convencer!

Llegar al Puerto de Ushuaia, punto donde embarcamos en el Polar Pioneer, rompehielos ruso de 85 metros de eslora que nos llevaría al continente antártico, es relativamente fácil, tan solo lo separa de Barcelona, punto de origen de este increíble viaje, unos 15.000 Kms de distancia. Más de un día de viaje, varios cambios de vuelos y una enorme dosis de ilusión.
Es Febrero y en Ushuaia es verano, aunque la temperatura no pasa de 14ºC aproximadamente, y es muy curioso y quien ha estado allí lo sabe: en un mismo día se pueden dar todos los cambios que te puedas imaginar de clima: ahora llueve intensamente, ahora hace sol cegador, ahora viento huracanado, ahora niebla plomiza y todo en cuestión de minutos.
Por lo que el día que cogimos el crucero nos levantamos con un día radiante de Sol y un par de horas más tarde, al embarcar, cargados de maletas, el cielo estaba gris de tormenta y llovía de una manera abusiva e incómoda, pero no importaba nada…. Por fin había llegado el día esperado durante tantos y tantos meses, por fin estábamos subiendo por la escalerilla del buque, por fin comenzaba nuestra aventura en la Antártida ¡!
Parecía una niña descubriendo por primera vez su nueva casa, ahora mi camarote, el de los vecinos, ahora el comedor, el bar, la sala de lectura, la cocina, el puente de mando, las cubiertas, el container donde iría todo el equipo de buceo, todo era excitante y nuevo y sólo veía caras sonrientes y expectantes como la mía allá por donde iba.
El ambiente, durante toda la travesía en el barco fue espectacular. Personas de todas las edades y nacionalidades unidas por un mismo sentimiento de descubrimiento, de aventura, de libertad.

En mi recuerdo quedan muchas horas pasados con ellos, charlando animadamente sobre pájaros, pingüinos, focas leopardo, leones marinos, ballenas, icebergs, estrellas de mar, isópodos, reguladores, trajes secos, temperatura del agua, zonas de inmersión, risas para arriba, risas para abajo…
Compartiendo momentos mágicos como nuestro primer aterrizaje en Pinguin Island en las Islas Shetlands del Sur, una vez pasado el Estrecho de Drake, después de dos días de navegación sin ver costa por ninguna parte, donde pisábamos por primera vez tierra firme rodeados de simpáticos pingüinos de Papua y Adelia que nos daban la bienvenida a su hogar.
En la retina me quedan para siempre imágenes asombrosas de paisajes imposibles, luces y contraluces, sol y sombra de un mundo bello pero a la vez inhóspito, inhumano, gélido y aterrador.
Cada día te deparaba alguna increíble sorpresa porque sin duda, la Antártida, si en algo se caracteriza, es que no deja de asombrarte, siempre ocurría algo que sencillamente te quitaba el aliento.

Quisiera contaros el itinerario del crucero y también contaros cómo era un día cualquiera a bordo del Polar Pioneer en estas latitudes.

Salimos del Puerto de Ushuaia, navegando a través del Canal de Beagle, ya en sí todo un disfrute para los sentidos con los salvajes y extraños contrastes que te ofrece el extremo más austral del continente sudamericano, dejamos de lado Cabo de Hornos y nos encomendamos a todos los Santos para cruzar el Estrecho de Drake, lugar donde chocan los Océanos Pacífico y Atlántico.
Puedo decir que al menos para la ida nuestras oraciones surtieron efecto, no tanto así para la vuelta con olas de 10 metros y vientos de 50 nudos, como curiosidad el barco llegó a oscilar hasta 30º con lo que en más de una ocasión, durante la noche, me caí de la cama literalmente, divertido si….
Una vez cruzado este Paso llegamos a las South Shetlands, propiamente el punto donde comenzaba nuestra aventura por el continente helado......

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jaribas
23rd March 2011, 13:22
Genial relato victoria... A ver si nos lo ilustras con imagenes que seguro que es un destino lleno de momentos y sensaciones que 'afotar'

Joan Miquel
24th March 2011, 09:35
Querida Supernena,

Ha costado un poco poder leer estas líneas, pero la espera valía la pena, es realmente emocionante, muy bueno !!!
Espero que antes de que se caliente la “cerveza”, nos des a leer el resto de “aceitunas”.
Gracias por compartirlo. Un besi.