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The diving journalist
22nd March 2011, 09:21
Dos pacientes del Hospital Donostia reciben un curioso premio. Recibieron su primer bautismo submarino en las piscinas de Bidebieta tras ganar un concurso de redacción


La Sección de Actividades Subacuáticas de la Real Sociedad, en colaboración con el Ciclo Internacional de Cine Submarino, organizó el año pasado junto al Hospital Donostia un concurso de redacción entre los niños y jóvenes ingresados en el Materno Infantil con motivo de la conmemoración del 50 aniversario del centro sanitario. Entre los trofeos más importantes, uno muy especial, un bautismo de buceo para las redacciones más interesantes, curiosas y llamativas. Los jugadores de la Real Sociedad, Ansotegi y Estrada, fueron los encargados de entregar los premios. Entre los galardonados, los jóvenes Jon y Olatz, que ayer tuvieron la oportunidad de cumplir uno de sus sueños, bucear con un equipo autónomo en piscina.

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Desde las diez de la mañana esperaban en las inmediaciones de las instalaciones de Paco Yoldi, en Amara, pero un exceso de cloro en las aguas motivó el traslado de toda la equipación y personal a la piscina de Bidebieta. Botellas, trajes, aletas, gafas, reguladores. los instructores cuidaban todo al detalle para que la inmersión resultara satisfactoria. Al fondo, y con cara de sorprendidos, los jóvenes, que no daban crédito al trajín de objetos que introducían en las instalaciones. No obstante, no veían el momento de enfundarse el neopreno. No lo hacían solos. Joseba Landa, subdirector médico del Hospital, también se apuntaba y acompañó a los jóvenes, que se recuperan de sus respectivas dolencias.
Con todo preparado, los chavales seguían atentamente las indicaciones de su instructor, Iñigo Gutierrez. «La nariz no la vamos a utilizar para nada. La respiración la haremos naturalmente por la boca», explicaba antes de la inmersión. Varios ejercicios de respiración en superficie para asegurar que el primer contacto con el agua fuera seguro precedieron a la inmersión definitiva.
En una zona poco profunda, los monitores trataban de explicarles la importancia de la compensación de los oídos para no tener problemas con los tímpanos, que en muchas casos, pueden resentirse por falta de previsión. Con el regulador en la boca, Olatz y Jon se lanzaban a bucear a lo largo de la piscina acompañados por sus instructores, que les guiaban sujetándoles las botellas. «Trabajar con niños es muy sencillo. Son valientes, tienen un grado de confianza increíble. Cuando se sienten seguros y dominan medianamente la respiración, no temen a las profundidades, parece que lo hubieran hecho siempre», explicaba Iñigo. «El hacerlo en piscina permite que en caso de que el buceador se encuentre con dificultades, pueda impulsarse a la superficie y respirar con normalidad», añade.
Ganas de repetir
Olatz subía las escaleras sonriente. «Es una sensación increíble. Desde niña siempre me había atraído el buceo. ¡Y la botella no pesa nada en el agua! Estoy agotada, pero no veo el momento de repetir, pero esta vez, en el mar, quiero ver peces», explicaba ilusionada.
También lo hacía el pequeño Jon, que a sus trece años había vivido una de las experiencias más gratificantes de su vida. «Ha sido genial. He tenido sensaciones extrañas pero divertidas a la vez. Me ha encantado tumbarme en el fondo de la piscina y poder respirar con normalidad. Cuando sea más mayor lo tengo que hacer en el mar. ¡Quiero repetir!», apuntaba exultante.
La Sección de Actividades Subacuáticas de la Real Sociedad seguirá apostando por acercar el buceo a todo aquel que esté interesado. De momento, hasta marzo, lo seguirán haciendo en piscina. Con la llegada del buen tiempo, las inmersiones comenzarán en el mar. A los jóvenes ya les han convencido. «Es cuestión de probar», aseguran.

Fuente: http://www.diariovasco.com