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Ver la versión completa : Burbujas en la niebla: buceando en los embalses de El Grado y de Mediano



The diving journalist
14th February 2011, 09:33
Oscuridad, frío y turbidez bajo la mirada sombría de las montañas. Algo tienen, sin duda, las aguas de los embalses que parecen convertirlas en una de las fronteras a superar por una mayoría de los buceadores deportivos. Quizá sean los ecos fantasmales de los pueblos engullidos por sus aguas, o quizá sean las historias repetidas de boca en boca acerca de gigantescos siluros de más de dos metros que merodean por sus fondos o, tal vez incluso, el recuerdo de los buceadores fallecidos en algunos de estos lagos artificiales lo que haga que el mero hecho de proponer una inmersión en un pantano suscite todas clase de sentimientos enfrentados dentro del grupo de buceadores.


Sea como sea, si hay un lugar donde mito y realidad se dan la mano es en la orilla de un embalse. Pero, ¿dónde empiezan y acaban uno y otra?, y ¿cuáles son las peculiaridades del buceo en las aguas de los pantanos altoaragoneses?


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Bajo las aguas de un pantano

Por su habitual localización geográfica en los tramos superiores de los ríos que nacen en el Pirineo, las inmersiones en los embalses de la provincia de Huesca han de ser tabuladas todos los casos como inmersiones en altitud, por lo que a las tablas de buceo ordinarias deberemos aplicarles los factores de corrección correspondientes a la altitud o, lo que viene a ser lo mismo, a la presión atmosférica del lugar. Por otra parte, y debido a que las aguas que embalsan provienen del deshielo, sus temperaturas, salvo en los meses de julio y agosto, suelen estar por debajo de los diez grados centígrados, por lo que deberemos planificar nuestra inmersión con la previsión de encontrarnos en un entorno de aguas frías.
En principio, estas dos condiciones no deberían presentar un mayor problema que el que supone un aislamiento térmico adecuado, y el dominio de unas tablas con las que todo buen buceador ha de estar suficientemente familiarizado, aunque no esté de más recordar que en este tipo de inmersiones en altitud lo mejor siempre es planificar la inmersión para no tener que entrar en descompresión.
Un reino de sombras y tinieblas

Lo cierto es que la mayoría de los embalses suelen guardar algunos ases bajo sus aguas que hacen del buceo en ellas una experiencia única, para la que debemos estar preparados.
Sin duda, el primer factor a tener en cuenta es la escasa visibilidad que suele haber en sus aguas. Esto es debido a la gran carga de sedimentos que transportan aguas abajo los ríos bravos de montañas, y los embalses, donde el agua pierde casi toda su energía cinética, son lugares donde se produce la decantación de todos los materiales de tamaño limoso y arcilloso transportados en suspensión. La visión limitada supone siempre una fuente de riesgo potencial tanto desde el punto de vista psicológico como desde el puramente dinámico.
Por una parte, la falta de visibilidad puede acentuar el nivel de estrés del buceador, desencadenando toda una serie de reacciones que de no ser adecuadamente controladas, podrían desembocar en una sensación de falta de control o incluso de pánico. Todo ello suele estar desencadenado en buena medida por la falta de referencias en cuanto nos alejamos unos metros de la superficie y quizá también por la aparición súbita de objetos sumergidos de muy diferentes tamaños (árboles, ramas, etc.) que podemos hallar en el fondo. La falta de visibilidad puede aumentar la posibilidad de enredos, o de perdida de orientación o de contacto con el compañero. Por ello, saber dosificar nuestro esfuerzo y la profundidad en función de las condiciones ambientales es fundamental para que nuestra inmersión sea satisfactoria.
Ojo con la profundidad

Sin embargo, el mayor peligro que encierran los embalses, y causa principal de la mayoría de accidentes con resultado de muerte que se han producido en ellos, es la gran profundidad que llegan a alcanzar en las partes centrales de su vaso, que en algunos casos puede rondar el centenar de metros cuando el embalse está en su máxima capacidad. Por ello, las inmersiones deben realizarse siempre en las laderas de los pantanos, donde la cercanía del fondo y la superficie nos permita en todo momento tener puntos de referencia claros. En cambio debemos huir de las zonas centrales alejadas de las orillas, pues es ahí, cuando nos encontramos a dos aguas donde la sensación de blue out o muro azul puede intensificarse de forma extraordinaria, debido en parte a la mala visibilidad, haciéndonos perder completamente la orientación, la sensación de profundidad y creando una fuerte sensación mental de abandono.
Otro de los peligros reales de los pantanos son los mecanismos colectores de agua de las presas. En este sentido no deben existir jamás las medias tintas o las excepciones. Por ello, siempre debemos informarnos bien de su localización y bajo ningún concepto aventurar una inmersión junto a las estructuras móviles y de canalización de agua de las presas.
La belleza de la desolación

No nos engañemos, los fondos de los pantanos son parajes yermos, cubiertos de omnipresente manto de limos y arcillas que se levantan del fondo ante el menor atisbo de corriente de nuestras aletas. Y sin embargo, a pesar de esa desolación y aparente ausencia de vida, existe un contrapunto de belleza inigualable al bucear por entre los troncos y ramas peladas de un bosque sumergido, estructuras de hormigón abandonadas, o incluso por entre las callejas y sobre los muros y tejados de un pueblo inundado.


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Así pues, para aquellos que sientan su llamada y deseen aventurarse al interior de las aguas de un embalse del prepirineo oscense realizaremos dos propuestas clásicas: El embalse del Grado y el embalse de Mediano, que por su cercanía pueden explorarse en una sola jornada de buceo bien planificada.
Embalse de El Grado

El embalse de El Grado es uno de los lugares típicos de inmersión en el prepirineo oscense. La construcción de la presa se concluyó en 1969, represando las aguas del río Cinca junto al pueblo de El Grado. Ocupa una superficie de 1273 hectáreas embalsando una capacidad máxima de 400 Hm3. En él se origina el canal del Cinca que forma parte del sistema de riegos del Alto Aragón, y sus aguas se aprovechan, además, para la generación de energía hidroeléctrica.


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En este enclave se celebran tradicionalmente diversas pruebas de la modalidad de orientación subacuática organizadas por la Federación Aragonesa de Actividades Subacuáticas (FARAS). Este embalse es, así mismo, uno de los lugares donde se vienen realizando desde hace lustros las maniobras subacuáticas de la Sección de Actividades Anfibias (SAA) y del Regimiento de Pontoneros ubicado en Monzalbarba (Zaragoza).


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En la presa de El Grado, los puntos de acceso al agua para una inmersión son tradicionalmente dos:


La rampa de acceso oeste donde tradicionalmente se instala el campamento del regimiento de pontoneros. Fácilmente reconocible por los enormes pontones apilados que dejan siempre los militares tras sus maniobras, a través de ella tendremos acceso a una inmersión junto a la pared de la presa en cuyos fondos encontraremos restos de las obras de su construcción, así como diversos artefactos hundidos (una furgoneta, un pontón, tuberías,…) utilizados por los militares como materiales de prácticas subacuáticas durante sus maniobras.



El embarcadero este en la carretera hacia Torreciudad, junto a la presa. Para inmersiones “improvisadas” es mejor este segundo acceso, pues el primero está restringido por una puerta de acceso que, a no ser que se solicite permiso a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) con antelación, se cierra con llave. Este punto de inmersión es, además, el acceso más conveniente para aquellos que quieran visitar la virgen de El Grado, una pequeña talla de la Virgen del Pilar que se puso en ese lugar, a unos 25 m de profundidad (variables en función del nivel del pantano), en recuerdo de los buceadores fallecidos en este embalse. Para localizar la posición de la virgen hay que seguir la numeración pintada en la pared de la presa, pasada una estructura rectangular metálica que cuelga sobre el agua, a la altura aproximada del número 40 se encuentra un cabo que conduce hasta la virgen, cuya profundidad oscila dependiendo del nivel de las aguas del pantano. Los buceadores que la visitan suelen depositar en un cepillo que hay junto a la imagen algunas monedas a modo de ofrenda.

Embalse de Mediano

Situado también en la provincia de Huesca, en el término municipal de La Fueva, al que se incorporó en 1974 la población de Mediano, cuyo núcleo fue engullido por las aguas del embalse. Se trata de uno de los mayores embalses de Aragón, con una superficie de 1714 hectáreas y un volumen de embalse de 450 Hm3. La presa se apoya en las laderas calizas que forman el estrecho de El Entremont, represando las aguas del río Cinca, a pocos kilómetros de la cola del embalse de El Grado. Sus aguas están destinadas principalmente a regar las tierras de la zona, así como a la producción de energía hidroeléctrica.


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La iglesia, prácticamente el único edificio del pueblo que continúa en pie, es, por derecho propio, el objetivo principal de los buceadores que se adentran en las aguas de este famoso pantano. Su torre se yergue orgullosa por encima del nivel máximo de las aguas, por lo que se trata de una referencia privilegiada para localizar el punto de la inmersión. El acceso desde la carretera es relativamente sencillo, y tan sólo hay que guiarse por la torre a través de los caminos de tierra que conducen hasta la fluctuante orilla del pantano donde nos equiparemos.
La aproximación hasta la torre la realizaremos nadando por superficie. Una vez junto a su muro se inicia la inmersión. A pesar de tratarse de una inmersión poco profunda (entre 6 y 30 m dependiendo del nivel del pantano) dos son los factores que hacen esta inmersión especialmente técnica: la escasa visibilidad y el tratarse de una inmersión en un espacio cerrado. Como ya se ha comentado, la mala visibilidad es algo muy habitual en las inmersiones en un pantano, debido a la gran carga de materia en suspensión que suelen llevar las aguas que vienen de las montañas. Se trata de un factor que varía de día en día y que por sí solo puede hacer que la inmersión sea impracticable, por lo que si una vez allí vemos que la visibilidad es muy mala, será mejor desistir y esperar a un día con mejores condiciones. Por otra parte, y debido a que se trata de una inmersión en un espacio cerrado y oscuro, hará falta el equipo habitual para la exploración de grutas y túneles: focos, localizadores estroboscópicos para cada buceador e hilo guía, como equipo mínimo.


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El interior de la iglesia es muy oscuro y la entrada está orientada al norte, por lo que en cuanto uno se aleja unos pocos metros deja de ser visible, aumentando la sensación claustrofóbica del interior del edificio. Hay que procurar no adentrarse en las capillas laterales, porque esto podría desorientarnos fácilmente. El acceso por el interior de la torre hasta la superficie es posible, sin embargo recomendamos no efectuar este tipo de exploraciones si no se dispone de la preparación, equipo y conocimiento del lugar adecuados. Existe en el interior de la iglesia un hilo guía colocado por Angel Martínez y otros buceadores del club CADAS de Zaragoza, pero el enlace del hilo con el exterior del edificio está roto, por lo que siempre hay que entrar con hilo guía propio que nos sirva para localizar la salida.
Sin embargo, es muy probable –según informaciones recibidas de algunos colegas que han estado recientemente- que la exploración del interior de la iglesia ya no sea posible en la actualidad, ya que parece ser que la entrada ha sido tapiada en algún momento de sequía, para evitar el acceso a su interior. Por ello, seguramente deberemos conformarnos con una exploración del exterior –siempre más segura- de la magnífica construcción y de sus alrededores.


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¿Cuándo ir?

Esta es una pregunta difícil de responder pues las condiciones de visibilidad y de nivel de las aguas dependen de factores tan variables como las precipitaciones habidas durante el invierno, la velocidad de deshielo y las necesidades de agua y energía eléctrica. En este sentido hay que apuntar que el momento en el que tanto Mediano como El Grado presentan sus cotas máximas son, lógicamente, a finales de la primavera. Sin embargo, este momento también suele coincidir con el de visibilidad mínima, ya que el agua no ha tenido tiempo de decantarse. Aunque esto no siempre es así, y en parte la visibilidad se ve beneficiada cuando los aportes de agua han sido regulares a lo largo de todo el periodo de deshielo primaveral.
Por otra parte, al final del verano y principio del otoño, el nivel de ambos pantanos suele ser mínimo. Y no es infrecuente acercarse a Mediano y poder dar un paseo en seco por la iglesia, lo cual nos permitirá explorarla en detalle de cara a una futura inmersión. En esta época, la visibilidad suele ser algo mejor, aunque en ella influirá negativamente la apertura de las compuertas de las presas ya que las corrientes que generan levantan el sedimento decantado en el fondo.
En definitiva, si lo que se pretende es realizar ambas inmersiones en una sola jornada, la propuesta sería intentarlas a finales de la primavera o principios del verano, aun a riesgo de que la escasa visibilidad nos haga tener que desistir una vez allí. En cualquier caso, el viaje habrá merecido la pena, ya que el paisaje prepirenaico y los pueblos de la zona bien merecen un día de excursión.
¿Cómo llegar?

Una vez en Huesca hay que seguir la carretera N-240 con dirección a Barbastro. Una vez allí, y antes de entrar en la población, se encuentra un desvío con dirección a Torreciudad y Cerler por la N-123. En el siguiente desvío a unos 8 km, abandonaremos la N-123 y tomaremos la A 138 con dirección a El Grado. El primer embalse que encontraremos será, evidentemente, el de El Grado, y continuando por la A-138 hacia el norte, con dirección a Ainsa, recorreremos este embalse en toda su longitud hasta llegar finalmente al embalse de Mediano a la altura de Samatier.
¿Dónde recibir información?

La Confederación Hidrográfica del Ebro (http://www.chebro.es/) (CHE) es el organismo que gestiona y regula todos los embalses del Prepirineo aragonés; para recibir cualquier tipo de información y permisos hay que dirigirse al teléfono 976 711 000, o bien por carta a la CHE, Paseo de Sagasta 24-28, E-50006-Zaragoza.
¿Pantano o embalse?

Aunque ciertos puristas parecen querer desterrar la palabra pantano en favor de embalse, lo cierto es que la Real Academia de la Lengua Española, define pantano en su segunda acepción como “un gran depósito artificial de agua”, por lo que su utilización como sinónimo de embalse, término mucho más técnico y menos popular que el anterior, es perfectamente lícito, y como tal lo hemos usado en el texto.



FUENTE: http://zco1999.wordpress.com/

Fotografías de José Manuel Cruz