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Ver la versión completa : La experiencia de bucear en un lago cordobés



jaribas
11th February 2011, 14:18
En Embalse, se ofrecen bautismos de inmersión con guías y equipos apropiados. Hay cursos oficiales para obtener la licencia.

Embalse. Es más simple de lo que parece. La clave es relajarse y respirar profundo; confiar en los equipos y el instructor. Porque no hace falta sumergirse en los mares del Caribe para practicar buceo. Y si bien los lagos cordobeses no cuentan con el colorido de la fauna y la flora marítima, se puede disfrutar de la riqueza autóctona y de la sensación de permanecer debajo del agua por largos minutos y a unos cuantos metros de profundidad.

Es una actividad que pueden realizar desde niños pequeños hasta adultos, en varios lagos de esta provincia, si cuentan con instructores reconocidos.

Es también una alternativa a la que se animan cada vez más turistas. “Acá ni siquiera hace falta saber nadar”, deslizó Martín Bustos, para contagiarnos de confianza en nuestro debut bajo el agua, mientras nos ayuda a colocarnos el traje de neoprene. Junto a su socio José Maldonado, son operadores de buceo y poseen desde hace años un emprendimiento que se dedica a bautismos submarinos en Embalse, excursiones subacuáticas a y dictar cursos, como así también a la venta y al alquiler de equipos. Bustos además es bombero voluntario y especialista en rescates acuáticos.

El escenario es una postal de Embalse: la playa está ubicada en la zona del paredón dique. Ya con el traje isotérmico, es el turno de las botas, sobre las que se colocan las aletas. Tras esto, un chaleco compensador con una serie de aparatos del que el principiante debe despreocuparse, que marcan, entre otros aspectos, la profundidad que se alcanzará. Luego, el turno de la luneta con el snorkel , para intentar bucear primero al ras del agua. Luego, con más confianza, se suma el tanque a nuestras espaldas, lo que nos permitirá permanecer hasta 20 minutos a varios metros de profundidad. Respirar por la boca a través de ese aparato, con tranquilidad, es la clave. Y nos dejamos llevar por el guía, que va ingresando de a poco evitando el pánico escénico que pudiera provocar una inmersión más brusca.

La experiencia es personalizada, el instructor conduce al principiante del brazo, mostrando y haciendo señas, para corroborar que todo vaya bien. En segundos se puede estar en la superficie, ante una seña de que algo no anda bien o disgusta.

Ya bajo el agua, con el guía bien cerca, se trata de dejarse llevar, abrir bien los ojos y disfrutar. Cardúmenes de mojarras, caracoles, cangrejos, y hasta tarariras y carpas de mayor tamaño se dejan apreciar, cuando acompaña la suerte. También se podrá corroborar con ojos propios la colonización del famoso mejillón dorado, que provoca dolores de cabeza a cooperativas de agua y empresas con equipamiento dentro del lago porque los cubre y cuesta removerlos. La plaga, ya imposible de erradicar, actúa a su vez como filtro natural contribuyendo a la claridad del agua. Es su único beneficio, pero viene bien para el buceo.

Tras varios minutos bajo el agua, cuando ya habíamos pasado de la inquietud al placer, Martín hace señas y emprendemos el retorno. A la salida, la aguja marcó siete metros, nada mal para una primera vez. Salimos y en nuestro regreso se aprecian las piernas de los bañistas, que también disfrutan del lago, pero desde otro ángulo.