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Ver la versión completa : Belice: Un paseo por Dangriga y sus alrededores



jaribas
13th January 2011, 22:57
Este es un portal dedicado a los profesionales del turismo que quieren estar realmente informados, pero en ocasiones tenemos que explayarnos en algo más que lo que leerán al final, que es sobre la oferta hotelera en sí, y es que siempre habíamos querido ir a Belice, y en especial a Dangriga, la meca de miles de visitantes que buscan “experiencias de vida” más que vacaciones.


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Y Belice, enclavado al costado derecho de nuestra América central, limitando con Guatemala y el Caribe mexicano, garantiza este nicho de mercado que sigue creciendo. El viajero inteligente no quiere solo sol, arena, playa y compras, sino recuerdos que perduren en su memoria por su singularidad.


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Gracias a la gentil invitación de su ministro de turismo, Manuel Heredia y de su directora Seleni Matus, a quienes entrevistamos en Barbados, el pasado mes de septiembre, en la Conferencia de Estrategia y Liderazgo llevada a cabo por la Organización de Turismo del Caribe (CT0), nuestro sueño se hizo realidad: fuimos por primera vez a Belice, y gozamos de un itinerario formidable diseñado por su agencia de relaciones públicas, lo que ahora nos permite escribir con cierta propiedad de las bondades de esas lindas y prósperas tierras, y nuestro objeto es que ustedes se familiaricen con ellas.


Generalidades
Con el inglés como lengua oficial, como principal legado de la colonización británica que culminó sin muchos tiros en 1981, los beliceños cuentan con un parlamento elegido democráticamente, y son miembros del Commonwealth. Su diversidad poblacional hace que un porcentaje importante de sus habitantes hablen además creole (kriol), español, maya, garífuna y mandarín, entre otras lenguas.


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Aquí conviven pacifica y armoniosamente blancos, negros, mestizos, creoles, mayas, asiáticos y menonitas, dando lugar a todas las permutaciones posibles de la mezcla de estas razas, menos los menonitas. Estos no se mezclan y tienen sus propias escuelas, hospitales, instituciones financieras y poblados. Aun viven como en el siglo 15, sin electricidad y el desplazamiento lo realizan con carretas tiradas de caballos, y se visten a la usanza antigua.


Para el hispanoparlante, es fácil entablar comunicación con este pueblo noble y educado, siempre dispuesto a ayudar al turista y donde reina una seguridad digna de resaltar. Es una pena, por ejemplo, que por temor muchos no se aventuren a visitar ciudades que son joyas arquitectónicas en la región, pero este no es el caso de Belice: la una vez llamada Honduras británica heredó de sus colonizadores orden, disciplina, y una dedicación a la naturaleza sin parangón, lo que la hace ver siempre verde, frondosa y lustrosa a los ojos de quien la mire, y completamente confiable para el viajero de poco presupuesto. Claro que habrá pequeñas zonas un poco más difíciles en Belice City, pero esto sucede en cualquier parte del mundo.


Con solo 319 mil habitantes, Belice ofrece una gran diversidad para el viajero que busca conocer otras formas de vida y otras culturas.


Dangriga, la capital cultural
La singular celebración garífuna anual a la que nos referiremos brevemente es una oda a la libertad. Los garífuna llegaron a Belice el 19 de noviembre de 1935, cuando algunos de aquellos tenebrosos barcos negreros que arrancaban a los africanos de su continente para reducirlos a la esclavitud en América y el Caribe naufragaron cerca de las costas de San Vicente. Gran parte de ellos llegó a lo que hoy es Belice, y se establecieron en Dangriga, que quiere decir “agua dulce”, mezclándose muy poco a poco con los creoles, y estando por siglos confinados a sus asentamientos. Su población actual es de once mil habitantes.


Dangriga está ubicada en el distrito Stann Creek, y enamora a los visitantes por su simpleza. A primera vista es un poblado africano de casas de madera, algunas destartaladas, rodeadas por matas de mango y las majestuosas montañas mayas, en las que los músicos se reúnen en las esquinas para batir sus tambores hechos de cedro o caoba con una técnica especial.


A 170 kilómetros al sur de Belice City “La capital cultural de Belice”, como se le llama a Dangriga, está cargada de eso que muchos estamos buscando: autenticidad. Aquí nada es producido con afeites, para agradar a la industria del turismo, y en esto radica la belleza del “Settlement Day”, que como dije antes se produce el 19 de noviembre “de cada año”. Lo que allí se vivencia es hecho para el deleite de su propia comunidad, siendo los visitantes bienvenidos por un pueblo cálido, orgulloso de sus tradiciones, y plenamente consciente de la importancia de mantenerlas. El mestizaje generó una cultura, con un idioma y expresiones culturales propias, que con el tiempo fue reconocida por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. Y hay garífunas en Honduras, Guatemala y Nicaragua también, y algunos vienen hasta Dangriga para participar en las celebraciones.


No nos extenderemos en las festividades garífunas, pero no podemos dejar de mencionar la belleza que es verlos emular lo que sucedió hace siglos, cuando llegaban del mar a Dangriga, los tambores, la misa, el desfile cívico y demás celebraciones. Y plato obligado de ese día es el “boil-up or serre la sus”, que es una sopa muy sabrosa que pescado sudado en leche de coco, con cebollas y especies, servido con una mezcla de vegetales verdes y plátanos maduros , ahhh! Lo experimentamos en el Pelican Beach Hotel, el único hotel de la ciudad, que goza de una rica cocina, esmerada atención de su personal, un bar con música en vivo los fines de semana, y dotado de una linda playa.


Y en Belice ningún plato está completo sin una cerveza Belinkin, producida por la Belize Brewing Company, y que puede ser saboreada en tres clases: stout, lager y premium. La receta original llegó de Alemania, pero el sabor ha sufrido algunos cambios para hacerla realmente beliceña.


Pero además de la rica cultura garífuna, está por ejemplo la Cuenca de vida salvaje Cockscomb, con más de 128,000 acres situados hacia el punto suroeste de la ciudad. El Blue Hole National Park, y los lugares para snorquel y buceo en el Tobacco Caye, South Water Caye y Glover’s Reef son para el deleite máximo.


Uno de los días que pasamos allí, nos llevaron a visitar una fábrica de casabe llamada Sabal’s Food Factory, y nos hicimos amigos de toda la familia, que nos conmovieron por el empeño que le ponen a su básica operación. En esta área, la observación de pájaros, las vistas que quitan el hipo y las cataratas de aguas en la selva lluviosa son una constante, y si tienes suerte puedes hasta ver un jaguar…o dos!


Hopkins
A una hora y cuarto en auto está Hopkins, bucólico paraíso para quienes van buscando aun más tranquilidad y bellas playas. Aquí la población garífuna, creoles, mayas y mestizos están aun más a su aire, y muchos son curanderos, yerbateros, y algunos verdaderos sabios en todo lo que tiene que ver con los secretos de la curación de ciertas enfermedades a través de las plantas.


En Hopkins la vida transcurre sin sobresaltos: los hombres tallan sus canoas, ahuecando con paciencia los árboles que han derribado para ese fin, y por supuesto tocan sus tambores sin desperdiciar ocasión. Las mujeres llevan en sus cabezas las cestas llenas de vegetales de su propia cosecha, y se visten con sus trajes típicos.


Hopinks, paraíso perdido donde parece que el tiempo se ha detenido, es famoso por sus tours a los cayos, por la pesca deportiva, que es posible hacer en charters a las aguas más ricas, donde hay gran variedad de peces, pero también por sus hoteles-boutiques, para grupos más eclécticos.


Aquí si hay un complejo hotelero importante, el Jaguar Beach Resort, y está muy bien montado. A nosotros nos tocó quedarnos en la sección de Almond Beach, en las que cada suite tiene su propia tina de baño caliente en su terraza. No se imaginan lo que fue remojarse allí bajo el cielo estrellado, teniendo por escenario el mar y el espectacular y bien cuidado jardín.


No hay más hoteles grandes en el área de Dangriga, pero hay que mencionar el Hamanasi Adventure y el Jungle Resort, también en Hopkins.


Para concluir, queremos subrayar que si su cliente está buscando unas vacaciones realmente inolvidables y ricas culturalmente, o si es amante de la naturaleza y de vivenciar un estilo completamente diferente del Caribe, Belice esta allí para brindarles eso y mucho más.