Albatros Diving
30th August 2010, 11:34
Aquella mañana estaba de un humor excelente. Mientras conducía desde casa al centro de buceo escuchaba en la radio una hilarante entrevista a una destacada “miembra” del gobierno que cobraba por velar por la igualdad entre españolas y españoles. (Sobre todo entre españolas)
<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p>
Estaba explicando a la audiencia las medidas que se estaban tomando desde su ministerio para mejorar la seguridad en el transporte de mujeres –como si las leyes que velan por la seguridad en el transporte de personas en general fueran insuficientes- y para justificarse comparaba esas medidas con la regulación del transporte de ganado.
<o:p></o:p>
La frase estrella que me hizo estallar en carcajadas fue:
<o:p></o:p>
“En España hay más leyes que regulan la seguridad en el transporte de cerdos y cerdas que leyes que regulan la seguridad en el transporte de mujeres”<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
Supongo que confiando en la ignorancia y la inocencia de la población femenina española buscaba un efecto entre las oyentes, algo así como “¿Cómo es posible que al Estado les importemos las mujeres menos que los cerdos y las cerdas? ¡Menos mal que tenemos a la Ministra!
<o:p></o:p>
Nunca había oído algo que mostrara tal desprecio ante la inteligencia ajena.
<o:p></o:p>
Meditando sobre la conocida frase de que cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece llegué al centro de buceo dispuesto a recibir a mi primer cliente con la alegría que me inundaba tras mi reciente ataque de risa.
<o:p></o:p>
El primer cliente resultó ser un caballero alto y enjuto, pantalones y zapatos blancos, camisa azul, impecablemente planchada, de unos setenta y pico, cabello blanco, facciones secas y un recto bigotito blanco como una delgada línea de hormigas albinas. Las puntas de sus cejas estaban rematadas por unos largos pinceles blancos a modo de lince ibérico como llevaba en su día el dirigente soviético Breznev. Iba acompañado de una señora de su edad, de peinado endurecido por litros de laca, demasiado arreglada; sus tacones, sus collares de perlas y sus pulseras de oro no pegaban con los desaliñados turistas ingleses que iban a la playa con sus bermudas y sus colchonetas hinchables.
<o:p></o:p>
Ambos entraron después de cambiar unas palabras frente al escaparate.
<o:p></o:p>
- Buenos días, óigame, he oído que tienen ustedes un submarino hundido cerca de aquí y quisiera apuntarme para bucear en él.
<o:p></o:p>
Cuando alguien quiere contratar una excursión de buceo lo primero que hago es intentar hacerme una idea de su perfil de buceador para proponerle algo de su nivel. Suelo preguntar qué titulación tiene, número de inmersiones y fecha de la última. En cuanto a lo del submarino tenía razón, a unas quince millas está el pecio del submarino B-1, en mar abierto y a cincuenta metros de profundidad sobre un lecho de arena, es una inmersión para buceadores expertos.
<o:p></o:p>
- Muy bien ¿Qué titulación y qué experiencia tiene?
<o:p></o:p>
- Capitán de fragata de la marina de guerra argentina, supongo que se refiere a graduación. Cuarenta y cinco años de servicio.
<o:p></o:p>
Su enjoyada señora asentía con la cabeza sin abrir la boca.
<o:p></o:p>
- Bueno, yo me refería a titulación de buceo.
<o:p></o:p>
- ¿Quiere usted que le dispare un torpedo?
<o:p></o:p>
Admito que no me esperaba la pregunta, por lo que tardé unos segundos en reaccionar. Miré a su señora para cerciorarme de si había oído bien pero su señora no se inmutaba, me miraba esperando una respuesta, era evidente que no era la primera vez que oía la pregunta..
<o:p></o:p>
- No, por favor, ¿Por qué querría alguien que usted le disparara un torpedo?
<o:p></o:p>
- Los oficiales de la marina argentina recibimos formación muy variada, tengo el entrenamiento necesario para disparar torpedos SST-4, misiles tierra agua, agua aire, tierra aire y otros tipos de misiles. Somos un cuerpo de elite. ¿Verdad Rita?
<o:p></o:p>
Rita, que así se llamaba su emperlada señora asentía con la cabeza sin abrir la boca.
<o:p></o:p>
- Admirable. ¿Y aparte de eso tiene una titulación de buceador?
<o:p></o:p>
- Hombre rana básico y hombre rana de combate, operador de torpedos como le he dicho anteriormente, operador de vehículos anfibios, operador de dragado de minas, operador de sonar, operador de periscopios, puedo desmontar y volver a montar un arma semiautomática en menos de dos minutos en la oscuridad total. He sido condecorado en numerosas ocasiones y he conocido tiempos mejores que estos en los que visitábamos <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" /><st1:PersonName ProductID="la Casa Rosada" w:st="on"><st1:PersonName ProductID="la Casa" w:st="on">la Casa</st1:PersonName> Rosada</st1:PersonName> con asiduidad. –miraba a Rita quien asentía con nostalgia- ¿Quiere que siga?
<o:p></o:p>
- No hace falta, es suficiente. ¿Qué experiencia tiene en buceo?
<o:p></o:p>
El caballero empezaba a mostrarse irritado ante mi insistencia.
<o:p></o:p>
- Bastante. Llevo treinta y cinco años practicando la inmersión en aguas marinas. He buceado hasta los <st1:metricconverter ProductID="80 metros" w:st="on">80 metros</st1:metricconverter>. La primera vez mucho antes de que usted fuera concebido.
<o:p></o:p>
Aquel tipo empezó a caerme bien (tengo cuarenta y seis años)
<o:p></o:p>
Sin embargo “bastante experiencia” es un concepto relativo y yo tengo la manía de cuantificar lo que se puede prestar a interpretaciones.
<o:p></o:p>
- Muy bien, ¿Y cuantas inmersiones tiene más o menos?
<o:p></o:p>
El señor apretó la mandíbula.
<o:p></o:p>
- Incontables.
<o:p></o:p>
“Incontables” también es relativo e interpretable así que seguí insistiendo.
<o:p></o:p>
- Déme una cifra aproximada.
<o:p></o:p>
- Por lo menos siete. Y me quedo corto.
<o:p></o:p>
- ¿En treinta y cinco años?
<o:p></o:p>
- Sí, aunque reconozco que hace ya algún tiempo que hice la última.
<o:p></o:p>
- ¿Cuánto es algún tiempo?
<o:p></o:p>
- Unos treinta y dos años.
<o:p></o:p>
- Bien, en estos casos y suponiendo que pueda mostrarme una titulación reconocida en España y un certificado médico le conviene hacer un curso de refresco que incluye una sesión de teoría y una inmersión en aguas poco profundas en la que solemos recordar los ejercicios básicos. Tal vez es un poco precipitado llevarle al submarino.
<o:p></o:p>
Básicamente le estaba ofreciendo un bautismo de buceo pero se mostró indignado:
<o:p></o:p>
- Mire joven, yo hice la guerra de las Malvinas a bordo del submarino “San Luís”.En esa guerra murieron 649 militares argentinos. Es verdad que la perdimos pero si yo hubiera estado al mando otro gallo hubiera cantado y <st1:PersonName ProductID="la Tatcher" w:st="on">la Tatcher</st1:PersonName> se habría vuelto con el rabo entre las piernas así que no me hable de titulitos de buceo ni vainas de esas.
<o:p></o:p>
El señor estaba visiblemente irritado. La auroornamentada Rita le cogía el brazo para calmarlo y le susurraba: “Ernersto sosegate, la tensión”.
<o:p></o:p>
Mientras hablábamos miraba de reojo el equipo expuesto en la tienda.
<o:p></o:p>
- Veo que tenés manorreductores monotráqueas. Equipo moderno.
<o:p></o:p>
Reconozco que ahí me dejó con la boca abierta, hacía más de treinta años que no escuchaba a alguien nombrar con la palabra “manorreductor” a un regulador de buceo. En ese momento llegué a dos conclusiones:
<o:p></o:p>
1.- Ese señor había estado en su día en contacto con equipos de buceo.
2.- Debía de ser más o menos en la época en que Cousteau se sacó el avanzado.
<o:p></o:p>
- Lo siento pero si no me puede presentar la documentación mínima no le puedo llevar a bucear.
<o:p></o:p>
Rita la enlacada le apretaba el brazo y me miraba con cara de miedo, como si esperara el inminente estallido de ira de su marido con la consiguiente subida de tensión. Sin mirarme pero mordiéndose los labios siguió inspeccionando el equipo y paró la vista ante un grupo de botellas.
<o:p></o:p>
- De todas maneras no pienso bucear con ustedes, detecto importantísimos fallos de seguridad: sus botellas ni siquiera están equipadas de varillas de reserva.
<o:p></o:p>
- Bueno, es que hace años que el sistema de varillas de reserva se sustituyó por…
<o:p></o:p>
- ¡Silencio! –me gritó mientras salía por la puerta- ¡No interrumpa cuando le hable un superior! ¡Y cuádrese! ¡Vámonos Rita!
<o:p></o:p>
Salieron y todavía le oí decir a su señora cuando se alejaba, algo así como “¡comunistas, como si no tuviéramos bastante con los ingleses esto está todo lleno de comunistas!”
Si te ha gustado puedes leer la serie completa en mi bolg:
http://albatros-diving.blogspot.com/
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Estaba explicando a la audiencia las medidas que se estaban tomando desde su ministerio para mejorar la seguridad en el transporte de mujeres –como si las leyes que velan por la seguridad en el transporte de personas en general fueran insuficientes- y para justificarse comparaba esas medidas con la regulación del transporte de ganado.
<o:p></o:p>
La frase estrella que me hizo estallar en carcajadas fue:
<o:p></o:p>
“En España hay más leyes que regulan la seguridad en el transporte de cerdos y cerdas que leyes que regulan la seguridad en el transporte de mujeres”<o:p></o:p>
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Supongo que confiando en la ignorancia y la inocencia de la población femenina española buscaba un efecto entre las oyentes, algo así como “¿Cómo es posible que al Estado les importemos las mujeres menos que los cerdos y las cerdas? ¡Menos mal que tenemos a la Ministra!
<o:p></o:p>
Nunca había oído algo que mostrara tal desprecio ante la inteligencia ajena.
<o:p></o:p>
Meditando sobre la conocida frase de que cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece llegué al centro de buceo dispuesto a recibir a mi primer cliente con la alegría que me inundaba tras mi reciente ataque de risa.
<o:p></o:p>
El primer cliente resultó ser un caballero alto y enjuto, pantalones y zapatos blancos, camisa azul, impecablemente planchada, de unos setenta y pico, cabello blanco, facciones secas y un recto bigotito blanco como una delgada línea de hormigas albinas. Las puntas de sus cejas estaban rematadas por unos largos pinceles blancos a modo de lince ibérico como llevaba en su día el dirigente soviético Breznev. Iba acompañado de una señora de su edad, de peinado endurecido por litros de laca, demasiado arreglada; sus tacones, sus collares de perlas y sus pulseras de oro no pegaban con los desaliñados turistas ingleses que iban a la playa con sus bermudas y sus colchonetas hinchables.
<o:p></o:p>
Ambos entraron después de cambiar unas palabras frente al escaparate.
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- Buenos días, óigame, he oído que tienen ustedes un submarino hundido cerca de aquí y quisiera apuntarme para bucear en él.
<o:p></o:p>
Cuando alguien quiere contratar una excursión de buceo lo primero que hago es intentar hacerme una idea de su perfil de buceador para proponerle algo de su nivel. Suelo preguntar qué titulación tiene, número de inmersiones y fecha de la última. En cuanto a lo del submarino tenía razón, a unas quince millas está el pecio del submarino B-1, en mar abierto y a cincuenta metros de profundidad sobre un lecho de arena, es una inmersión para buceadores expertos.
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- Muy bien ¿Qué titulación y qué experiencia tiene?
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- Capitán de fragata de la marina de guerra argentina, supongo que se refiere a graduación. Cuarenta y cinco años de servicio.
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Su enjoyada señora asentía con la cabeza sin abrir la boca.
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- Bueno, yo me refería a titulación de buceo.
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- ¿Quiere usted que le dispare un torpedo?
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Admito que no me esperaba la pregunta, por lo que tardé unos segundos en reaccionar. Miré a su señora para cerciorarme de si había oído bien pero su señora no se inmutaba, me miraba esperando una respuesta, era evidente que no era la primera vez que oía la pregunta..
<o:p></o:p>
- No, por favor, ¿Por qué querría alguien que usted le disparara un torpedo?
<o:p></o:p>
- Los oficiales de la marina argentina recibimos formación muy variada, tengo el entrenamiento necesario para disparar torpedos SST-4, misiles tierra agua, agua aire, tierra aire y otros tipos de misiles. Somos un cuerpo de elite. ¿Verdad Rita?
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Rita, que así se llamaba su emperlada señora asentía con la cabeza sin abrir la boca.
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- Admirable. ¿Y aparte de eso tiene una titulación de buceador?
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- Hombre rana básico y hombre rana de combate, operador de torpedos como le he dicho anteriormente, operador de vehículos anfibios, operador de dragado de minas, operador de sonar, operador de periscopios, puedo desmontar y volver a montar un arma semiautomática en menos de dos minutos en la oscuridad total. He sido condecorado en numerosas ocasiones y he conocido tiempos mejores que estos en los que visitábamos <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" /><st1:PersonName ProductID="la Casa Rosada" w:st="on"><st1:PersonName ProductID="la Casa" w:st="on">la Casa</st1:PersonName> Rosada</st1:PersonName> con asiduidad. –miraba a Rita quien asentía con nostalgia- ¿Quiere que siga?
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- No hace falta, es suficiente. ¿Qué experiencia tiene en buceo?
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El caballero empezaba a mostrarse irritado ante mi insistencia.
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- Bastante. Llevo treinta y cinco años practicando la inmersión en aguas marinas. He buceado hasta los <st1:metricconverter ProductID="80 metros" w:st="on">80 metros</st1:metricconverter>. La primera vez mucho antes de que usted fuera concebido.
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Aquel tipo empezó a caerme bien (tengo cuarenta y seis años)
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Sin embargo “bastante experiencia” es un concepto relativo y yo tengo la manía de cuantificar lo que se puede prestar a interpretaciones.
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- Muy bien, ¿Y cuantas inmersiones tiene más o menos?
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El señor apretó la mandíbula.
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- Incontables.
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“Incontables” también es relativo e interpretable así que seguí insistiendo.
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- Déme una cifra aproximada.
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- Por lo menos siete. Y me quedo corto.
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- ¿En treinta y cinco años?
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- Sí, aunque reconozco que hace ya algún tiempo que hice la última.
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- ¿Cuánto es algún tiempo?
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- Unos treinta y dos años.
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- Bien, en estos casos y suponiendo que pueda mostrarme una titulación reconocida en España y un certificado médico le conviene hacer un curso de refresco que incluye una sesión de teoría y una inmersión en aguas poco profundas en la que solemos recordar los ejercicios básicos. Tal vez es un poco precipitado llevarle al submarino.
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Básicamente le estaba ofreciendo un bautismo de buceo pero se mostró indignado:
<o:p></o:p>
- Mire joven, yo hice la guerra de las Malvinas a bordo del submarino “San Luís”.En esa guerra murieron 649 militares argentinos. Es verdad que la perdimos pero si yo hubiera estado al mando otro gallo hubiera cantado y <st1:PersonName ProductID="la Tatcher" w:st="on">la Tatcher</st1:PersonName> se habría vuelto con el rabo entre las piernas así que no me hable de titulitos de buceo ni vainas de esas.
<o:p></o:p>
El señor estaba visiblemente irritado. La auroornamentada Rita le cogía el brazo para calmarlo y le susurraba: “Ernersto sosegate, la tensión”.
<o:p></o:p>
Mientras hablábamos miraba de reojo el equipo expuesto en la tienda.
<o:p></o:p>
- Veo que tenés manorreductores monotráqueas. Equipo moderno.
<o:p></o:p>
Reconozco que ahí me dejó con la boca abierta, hacía más de treinta años que no escuchaba a alguien nombrar con la palabra “manorreductor” a un regulador de buceo. En ese momento llegué a dos conclusiones:
<o:p></o:p>
1.- Ese señor había estado en su día en contacto con equipos de buceo.
2.- Debía de ser más o menos en la época en que Cousteau se sacó el avanzado.
<o:p></o:p>
- Lo siento pero si no me puede presentar la documentación mínima no le puedo llevar a bucear.
<o:p></o:p>
Rita la enlacada le apretaba el brazo y me miraba con cara de miedo, como si esperara el inminente estallido de ira de su marido con la consiguiente subida de tensión. Sin mirarme pero mordiéndose los labios siguió inspeccionando el equipo y paró la vista ante un grupo de botellas.
<o:p></o:p>
- De todas maneras no pienso bucear con ustedes, detecto importantísimos fallos de seguridad: sus botellas ni siquiera están equipadas de varillas de reserva.
<o:p></o:p>
- Bueno, es que hace años que el sistema de varillas de reserva se sustituyó por…
<o:p></o:p>
- ¡Silencio! –me gritó mientras salía por la puerta- ¡No interrumpa cuando le hable un superior! ¡Y cuádrese! ¡Vámonos Rita!
<o:p></o:p>
Salieron y todavía le oí decir a su señora cuando se alejaba, algo así como “¡comunistas, como si no tuviéramos bastante con los ingleses esto está todo lleno de comunistas!”
Si te ha gustado puedes leer la serie completa en mi bolg:
http://albatros-diving.blogspot.com/