PDA

Ver la versión completa : Un paraíso al alba



Semidan
7th May 2010, 11:12
Empieza a oscurecer, desde mi ventana se observan ya las luces de la calle, y la luna y las estrellas se van haciendo dueñas del cielo, cielo que torna de azul a negro. Recibo una llamada, se confirma la inmersión de mañana. Mis ánimos se acrecientan por momentos, ceno y duermo.

Cuando despierto la noche aún gobierna y el sol todavía duerme. Todo está preparado, solo he de desayunar y coger el equipo. Parto hacia mi lugar de destino, otra vez mi adorada Sardina del Norte, le profeso un cariño incalculable, creo que estoy enamorado de ella y aún no me he declarado oficialmente. Algún día lo haré.

Antes de llegar recojo a una amiga, se llama Miriam y quiere hacer hoy con nosotros su particular bautizo. La acogemos encantados, una compañera más.

Les tengo que pedir un favor, que recuerden el día de su bautizo, que recuerden todas y cada una de las sensaciones que vivieron justo antes de comenzarlo, esa cara de felicidad absurda y absoluta que tenían encima. Si lo hacen bien, quizá puedan imaginarse a aquella muchacha, pues es la viva imagen de aquella felicidad, de casi todos nosotros en nuestra primera inmersión. No le cabe la sonrisa en la cara.

Llegamos pronto a Sardina, antes de lo que habíamos quedado con el resto. Ella y yo tenemos una promesa pendiente, contemplar juntos un amanecer desde allí. Es casi la hora, así que bajamos del coche sin los equipos, y esperamos pacientes al sol.

Si cada uno de nosotros se imaginara a sí mismo en su particular paraíso, yo sin duda me imaginaría allí, tal y como estaba, tal y con quién estaba. Ese muelle tiene algo que me embruja, y ese viento frío y ese mar azul no hacen más que ayudarlo.

No tardamos en estar todos, y presentaciones aparte nos empezamos a equipar. Mientras lo hacemos esos impresentables no paran de reírse de mí. Claro, uno que es medio novato aún, tiene problemas a la hora de ponerse el traje, pero aquí nadie ayuda, solo ríen como bellacos.
La muchacha no tiene tantos problemas como yo, goza de una soltura maestra, parece hecha para esto del buceo, o al menos para equiparse. Todos vestidos y equipado partimos hacia el mar, descendemos hacia el azul. Miriam salta conmigo, y será conmigo con quién pase la inmersión.
Que gratificante la sensación de ser su tutor, de enseñarla, de protegerla, de acompañarla en su primer viaje por el gran azul, maravillosa.

Como se lo pasa aquí abajo, juega por aquí, mira por allá. Se conoce ya más recovecos de este muelle que nosotros. Parece una niña jugando con el regulador, disfrutando de la inmersión. No sé si alguien ha oído o visto reír a alguien bajo el mar, yo sí.

Ese nuevo mundo abierto bajo sus pies le encanta, observa a las criaturillas que lo habitan con una mirada bella y limpia y juguetea con ellas sin miedo. Vuelvo, no sé si alguien ha oído o visto a un ángel bajo el mar, se podría decir también, que yo sí.

Si tuviera aire para más, viviría aquí por siempre, pero no lo tiene, y pronto deberá subir. Todo va de maravilla, pero algo raro ocurre, nada grave ni urgente, solo es un ruido, el ruido de unas campanas, quizá sea de alguno de los ordenadores, o de algún otro buceador. Las oigo cerca, pero parezco oírlas solo yo, el resto sigue a lo suyo.

Cierro los ojos para intentar quitármelas de la cabeza. Es ahora cuando de verdad me siento bajo el mar. Hasta entonces me he centrado en las sensaciones de Miriam, pero ahora que no la veo, que si toco pues no me soltado de ella, siento las mías.

Siento frío, pues es muy de mañana y yo soy delgado; siento alegría, pues estoy bajo mi paraíso; siento felicidad, pues estoy rodeado de amigos; siento miedo, pues hoy me toca pagar el desayuno; siento el aire entrando desde el regulador; siento las burbujas correteando por mi nariz; siento agua dentro de las gafas, recordemos que si sonríes se te inundan; lo siento todo.

Abro los ojos, ¡oh! Ya no agarro a Miriam, ya no aleteo, ya no respiro por la boca, ya no siento la presión, ya no estoy bajo el agua. La dichosas campanas que oigo desde hace rato se oyen más fuerte, miro hacia su procedencia, las veo, no son más que un despertador, y el nuevo sitio donde estoy mi habitación. Todo lo que he vivido no ha sido sino un sueño, tan bonito y tan fugaz.

Aunque, ¿por qué ha de ser un sueño? Hoy toca inmersión, hoy recojo a Miriam… ¡Hágase realidad!

capi
7th May 2010, 15:21
Muy bonito Nico ;)

zizou
7th May 2010, 17:01
bonito relato!!!
gracias Nico!

Semidan
7th May 2010, 21:36
Muy bonito Nico ;)

Gracias Capi.


bonito relato!!!
gracias Nico!

Gracias a ti Zizou.

Un saludo.
Nico.